"La sociedad es siempre incomprensible por definición"

La socióloga y escritora madrileña Mercedes de Vega estuvo en Zaragoza presentando su novela ‘Cuando estábamos vivos’.

Licenciada en Ciencias Políticas. ¿Hay que estudiar mucho para entender la política actual?

Yo creo que no la entiende nadie. Pero no es necesario estudiarlo.


¿Con quién pactaría usted?

¡Con nadie! Si acaso con el diablo y para mi literatura.


¿Para encontrar las musas?

No, las musas se encuentran trabajando. Y el trabajo siempre recompensa.


También es socióloga. ¿Entiende la sociedad de hoy?

La sociedad es siempre incomprensible por definición. Tratamos de entender los comportamientos, cómo se mueven las sociedades. Y sacamos conclusiones. Los sociólogos no tenemos una bola de cristal. Para mí, la sociología es una búsqueda, una forma de entender al ser humano a través de sus acciones, su familia, su momento histórico.


Le vendrá genial para trazar personajes.

¡Claro! Porque sitúas a los personajes y pones la lupa en ese contexto social.


¿Cuándo se descubrió como una cuentista?

¡Yo he sido una cuentista siempre! Pero fue en 2007 cuando descubrí la escritura, fue como una revelación. Nunca pensé que tendría esta necesidad de escribir. Y fue a través del cuento.


Con la carga peyorativa que tiene la palabra cuentista...

Todos somos cuentistas y tenemos nuestro cuento que contar.


¿Y novelista, cuándo se descubre?

El cuento, aunque sean historias cerradas, es un género inacabable, no tiene fin. La novela obedece a otra estructura que quería conocer. Empecé con una corta, ‘El profesor de inglés’, que comencé en un taller de escritura. Y quedé atrapada por la narración larga, por las posibilidades que da.


Y su actual libro ¿es un escándalo, como la canción de Raphael?

¡No! Es mi pequeña puesta en orden de memoria y surgió tras un proceso de investigación largo.


Es real... y familiar.

El libro parte de dos hechos reales. Tras la muerte de mi padre, me preguntaba cosas, me faltaba memoria familiar. Mi padre fue un niño de la guerra, no tenía hermanos, se crió en un orfanato y su madre murió cuando él era pequeño en el hospital provincial de Madrid, lo que ahora es el Reina Sofía.


Descubrir historia familiar en el proceso, ¿merece la pena o es un precio alto por terminar el libro?

Yo buscaba encontrar, pero encontré poco. Así que hay mucha ficción. La protagonista está basada en una aristócrata madrileña que tuvo un orfanato, en el que estuvo mi padre, y posibilitó su futuro. Por eso la convertí en narradora.


¿Mejor ficción que realidad, pues?

Para un novelista, sí, todo es material de ficción. Porque a través de la ficción tú estableces tu propia identidad como persona. Y sirve para reconstruirnos.


Aragón aparece como escenario. Aunque no para bien...

Tampoco para mal. Esta novela es una saga familiar y una de ellas, la Anglada, es de Aragón. Es una familia peculiar, como lo son todas. Y mi familia Anglada procede de Huesca. Y son judíos aragoneses que, durante la Inquisición, se convierten al catolicismo para salvar la vida. Y decidieron quedarse. Y la familia no perdió la identidad a lo largo de los siglos.


¿Cuándo ha estado más viva Mercedes de Vega?

Ha estado muy viva durante los dos años que he tardado en escribir la novela.


¿Estábamos más vivos en el pasado?

No, estamos más vivos cuando queremos estar vivos. Hay muchos vivos que parecen muertos. Y muchos vivos que parecen estar muy muertos, como en la novela. A mí me ha dado la sensación de que no era yo la que escribía, sino que era mi padre y esa familia que no he conocido.


¿A quién elegiría para escribir la novela de su vida?

A Patrick Modiano, por ejemplo.