Luis Suárez, la pieza que faltaba

El internacional uruguayo fue clave para reflotar al equipo en su peor momento y complementar el ataque.

Era la pieza que faltaba al Barcelona de Messi. Y sus prestaciones mejoraron tras varias semanas de uso, hasta encajar perfectamente en el engranaje azulgrana. Luis Alberto Suárez Díaz (Salto, Uruguay, 24 de enero de 1987) nació para jugar en el Barça y siempre lo ha demostrado.

Una sanción de la FIFA le impidió debutar con el Barça hasta el 26 de octubre de 2014 y, un mes después, lograría marcar su primer gol en la victoria por 0-4 ante el Apoel Nicosa en Champions.


Casi otro mes tuvo que esperar Suárez para celebrar un tanto en la Liga, en la goleada al Córdoba (5-0). Y veinte días después llegaría su primer gol copero contra el Elche: otro 5-0 para el Barça.


Aquella ansiedad por marcar le duró hasta principios de 2015. Aunque el internacional uruguayo la compensaba con su capacidad para generar espacios y asistir a sus compañeros, eso no era suficiente para un ‘matador’ como él.


La derrota de Anoeta la víspera de Reyes fue el punto de inflexión de un equipo con muchas dudas y cuya irregularidad empezaba a señalar con el dedo a Luis Enrique Martínez, su nuevo técnico.


En San Sebastián, aquel Barça tocó fondo, y Luis Suárez ha sido uno de los principales responsables de sacarlo a flote. Su rápida adaptación al vestuario –todos sus compañeros coinciden en que es un tipo fantástico, con un gen ganador y preocupado por fomentar el buen ambiente– y su química con Messi y Neymar en el campo se han acabado imponiendo.


En marzo se empezó a ver al Luisito estelar. Autor de los dos goles del Barça contra el Manchester City, en la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones, y del tanto de la victoria ante el Real Madrid (2-1) que ponían de nuevo al Barça en la órbita de la Liga.


Suárez volvió a ser de nuevo determinante en la ida de los cuartos de Champions marcándole dos goles al PSG en París y revelándose como un jugador determinante en las grandes citas. Una mala noche de Leo o Neymar y ahí aparecía el ‘charrúa’ para desatascar el ataque azulgrana, como ante el Valencia o el Atlético de Madrid.


El 2 de mayo, el ‘9’ del conjunto azulgrana convertiría su primer ‘hat-trick’ frente al Córdoba, pero por aquellas fechas, el Barça y él ya iban disparados hacia el triplete.


Acaba la Liga con 16 goles y 13 asistencias en 28 partidos, 24 tantos y 20 asistencias sumando sus actuaciones en Copa y Champions, y aun tiene dos finales por delante para ampliar la cuenta.


El Camp Nou ya le adora. El uruguayo era la pieza que faltaba al Barça de Messi.