Con el tiempo en los talones: dos horas al día para ir al cole

Una familia de Arcosur (padres y siete hijos) se queja del tiempo, el dinero y la larga distancia que deben recorrer los niños para escolarizarse

Ironía o premonición, la parada del tranvía en la que comienza y finaliza el periplo diario de los niños Diaw Diack se llama ‘Los Olvidados’. Justamente como se siente esta familia de senegaleses, afincada desde hace años en Aragón, y el resto de sus vecinos de Arcosur.


Ese barrio del sur-sur de Zaragoza al que la crisis condenó a quedarse a medio hacer y cuyas reivindicaciones apenas se tienen en cuenta porque como ‘solo’ son 2.258 habitantes (245 de ellos, niños de hasta 3 años, según el último padrón municipal) no hacen mucho ruido.


Por eso no han tenido mucho éxito hasta ahora en su petición de un colegio para el barrio. Hay programado uno –Zaragoza Sur, que de momento tiene aulas provisionales en Rosales del Canal–, pero los vecinos de Arcosur aseguran que a ellos no les resuelve el problema porque les queda muy lejos e insisten en reclamar que se construya uno en el propio barrio.


Pero la familia Diaw Diack (matrimonio con siete hijos) aún lo tiene más complicado. Los seis hijos que aún están en edad escolar están matriculados en el colegio Valdespartera I (los cuatro menores) y en el instituto Valdespartera (las dos mayores). Llegaron hace un año al barrio (antes vivían en La Jota) y en Rosales del Canal, su centro escolar más próximo, no había sitio, así que debieron inscribirse en los colegios de Valdespartera. Lo que les obliga a desplazamientos de, como mínimo, media hora por trayecto combinando lanzadera (bus 59, tranvía y caminata.


En el caso de los niños más pequeños (Khady, 12 años; Mariame, 10; Mohamed, 7; y Osmane, 6), acudir a diario a la escuela se convierte en toda una odisea, ya que no se quedan en el comedor y hacen cuatro viajes al día: en total, un mínimo de dos horas dedicadas a ir y volver desde su casa a la escuela. Y esto en el mejor de los casos porque si se despistan y pierden la conexión tranvía-bus lanzadera deben esperar media hora a que llegue la siguiente: ese día llegan tarde al cole (si el retraso es a la ida) o deben comer en diez minutos (si la demora ocurre a mediodía, de regreso a casa).


Awa (21 años), la hermana mayor que se ocupa de ir a buscarlos, sabe lo importante que es llevar a rajatabla los horarios.


El padre, Wack Diaw, se queja por no tener ayudas de ningún tipo: gastan 650 euros trimestrales en transporte –asegura–, ya que el descuento por familia numerosa solo se aplica a tres de los ocho miembros de la unidad familiar que se mueven a diario en bus y tranvía. Tampoco tienen beca de comedor; la ha pedido, pero se la deniegan. Como la pareja trabaja (él, como autónomo, en un granja de pollos en Sástago; la madre, Fatou Diack, en la cocina del hospital San Juan de Dios) deben superar el tope que la DGA fija para tener derecho a percibir esta ayuda (en su caso, como familia numerosa, 7.000 euros anuales, 583 euros mensuales). Una situación que ha sido reiteradamente criticada por diferentes asociaciones ya que este límite no contempla que la familia tenga tres o nueve miembros.