Un zaragozano en la renovación de la escena española

El director teatral Julián Fuentes Reta, ganador de dos premios Max, habló en su ciudad natal de sus próximos proyectos y la situación del sector.

Julián Fuentes Reta eligió como escenario la plaza de Las Canteras, en el barrio de Torrero.
Julián Fuentes Reta eligió como escenario la plaza de Las Canteras, en el barrio de Torrero.
Francisco jiménez

El director teatral Julián Fuentes Reta (Zaragoza, 1978) elige como punto de encuentro la plaza de Las Canteras del barrio de Torrero de la capital aragonesa, en el que vivió hasta los 14 años para después trasladarse al de San José. "Aquí solíamos quedar mucho los amigos, es un lugar simbólico", cuenta nada más llegar. A principios de la semana pasada regresó de Melbourne (Australia), donde se encontraba cuando ganó dos premios Max de las artes escénicas por su trabajo en la obra ‘Cuando deje de llover’ (mejor dirección y espectáculo). Este fin de semana lo ha celebrado en su ciudad natal con los suyos.


Desde el miércoles pasado, la preciada manzana reposa en una estantería del baño de su hogar madrileño. "Aunque suene un poco punk, era el único sitio donde la podía poner, pero supongo que la moveré", justifica con humor. Por su peso, prefirió no viajar con ella hasta Zaragoza, ya que también tenía que ocuparse de su hija de 2 años y medio.


Tras coronarse en la gran fiesta del teatro, con un reconocimiento a un trabajo diferente, que investiga nuevos lenguajes y no echa mano de autores y actores conocidos por el gran público, se ha convertido en uno de los artífices de la renovación de la escena española. Aunque él, que aún está terminando de asimilar lo ocurrido, no se sienta protagonista de esta tendencia y prefiera hablar de la renovación "como un proceso natural" y recurra a lo de "el tiempo lo dirá".


"Lo que no es natural es que gente que lleva muchísimos años de profesión, que es un grado, siga haciéndolo y falte la conexión con los lenguajes más inmediatos. No entiendo muy bien qué miedo hay al acceso de nuestra generación, como si fuéramos irresponsables o no tuviéramos capacidad para hacer las cosas. Parece que hay que llegar a una determinada edad y pasar por unos determinados aros. Me pasa a mí y ocurre en todos los ámbitos", opina. Y es que, a sus 36 años, asegura que está en una fase de "luchador total".


Cuando habla de los Max también apela a su condición de "cenizo" aragonés y apunta que pudo pesar la ausencia de gente como Miguel del Arco y Andrés Lima.

Trabajar de manera colaborativa

La vida sigue. Horas después de regresar de las antípodas impartió un taller en Lazonakubik del Centro Dramático Nacional y hasta fin de año se va a centrar en "reposar un poco y dedicarme a la docencia y dar talleres". "Me estoy reencontrando con la profesión, porque llevo cinco años trabajando en Madrid pero no me he prodigado entre los compañeros", cuenta.


Los Max sí han acelerado su agenda. Esta semana afronta tres reuniones sobre proyectos que tenía abiertos para el 2016 y que ahora pueden fraguar más rápidamente. Lo que está en el aire es la gira de ‘Cuando deje de llover’. "Va a volver al Matadero (es una producción del Teatro Español). Al tratarse de un montaje hecho a cuatro bandas hay que modificarlo y volverlo a trabajar todo, dependerá de si conseguimos financiación", explica.


Su lucha en el mundo de la escena seguirá siendo, como hasta ahora, "seguir trabajando de manera colaborativa, comunitaria, y eso consiste en cambiar los modos de producción a la hora de abordar una obra". "Al final es una cuestión de sentido común que va acorde con la situación política y social actual", defiende.


Por supuesto que le gustaría implicarse en un proyecto con Aragón, pero "todo el mundo está tirando por donde puede". Personalmente también tiene la vista puesta en dar el salto a Europa con sus montajes. Su faceta de dramaturgo la sigue cultivando "porque escribir es lo único que hago aunque no cobre, lo necesito", pero nunca montará uno de sus textos. Lo más cercano es el estreno el 25 de junio, en la sala Francisco Nieva del Teatro Valle-Inclán de Madrid, de su versión de la película ‘Hard Candy’ sobre el abuso infantil.