Esta semana ha tenido lugar en Madrid la CV asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE). La reunión comenzó con el discurso que pronunció el cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la CEE. Sus palabras se articularon en torno a cuatro temas: el Año de la Vida Consagrada, el V centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús, la dimensión misionera de la Iglesia y la realidad social de España.

El cardenal comenzó su discurso expresando su felicitación a monseñor Ángel Pérez Pueyo, recientemente ordenado obispo de Barbastro-Monzón, y a monseñor Vicente Jíménez Zamora, nombrado en diciembre arzobispo de Zaragoza. A su vez, reiteró el agradecimiento al papa Francisco por la confianza en él depositada por su nombramiento como cardenal de la Iglesia Católica. "Deseo responder con agradecimiento y con generosa disponibilidad para prestar la especial colaboración que ahora se me pide", aseguró.

La dimensión misionera de la Iglesia brota de la llamada realizada por el Papa en la exhortación apostólica ‘Evangelii Gaudium’. El plan pastoral de la CEE para los años 2016-2020 se está elaborando con las aportaciones de los obispos y colaboradores respecto a esta invitación. En el momento actual, señaló Blázquez, "sin caer en absoluto en el pesimismo, hemos de reconocer que las circunstancias históricas que estamos viviendo han hecho más difícil y más necesaria la claridad y la firmeza de la fe personal, la vivencia comunitaria y sacramental de nuestras convicciones religiosas". Las propuestas del próximo plan pastoral irán orientadas al anuncio de la Palabra de Dios, la celebración litúrgica y el ejercicio de la caridad.

El presidente de la CEE anunció la próxima publicación de un documento sobre la realidad social de España. El escrito, señaló, "busca ofrecer una iluminación realista y a la vez esperanzada sobre la situación social y política que vive nuestro pueblo". Blázquez comentó cómo ven los obispos la realidad social española: "Con preocupación, en especial por las persistentes consecuencias de la crisis económica, que con innegables signos de recuperación, todavía afecta muy profundamente a las capas sociales más desfavorecidas, sobre todo al inmenso número de desempleados, y de entre ellos los jóvenes". La CEE, ante esta situación, actúa solo motivada por el criterio pastoral de "iluminar conforme al Evangelio la conciencia de los fieles para que su actuación, con personal responsabilidad, sea coherente con su fe como ciudadanos que son también de pleno derecho", comentó el cardenal.

La apuesta de la Iglesia respecto a la sociedad española no es otra, dijo Blázquez que "Realizar propuestas que tengan el objetivo de la defensa de los valores de la dignidad humana y la realización del bien común". A su vez el cardenal expresó el trabajo de la Iglesia por valores innegociables como el derecho a la vida, el matrimonio y el derecho de los padres a la educación de sus hijos, en consonancia con los valores del Evangelio.

Respecto a la vida pública de los cristianos en España, el presidente de la CEE animó a los cristianos "a vivir con coherencia responsable y alegre, la fe en la calle, en la vida social y política, en el ejercicio del voto o de la representación y actividad política, en la familia, con los amigos, en la cultura, el arte, el trabajo y la diversión".