Buenas piedras, malas hierbas

Con la primavera vuelven a crecer en aleros, torres y murallas algunas plantas capaces de enraizar en el mortero y de destrozar los sillares por dentro.

Un arbusto se ha hecho fuerte en lo alto de la torre de la iglesia de San Nicolás.
Un arbusto se ha hecho fuerte en lo alto de la torre de la iglesia de San Nicolás.
Francisco Jiménez

Sucedió con el alero vencido del antiguo cuartel de Pontoneros y también se apuntó como causa responsable de algunos pequeños desplomes de la muralla medieval. Las malas hierbas se hacen fuertes en emblemas del patrimonio zaragozano y hay que andarse con mucho cuidado porque estas plantas son capaces de enraizar en el mortero de torres y cornisas y destrozar los sillares por dentro.


Con las últimas lluvias y las altas temperaturas ha vuelto a reproducirse el fenómeno. A la vista de todos está, por ejemplo, la torre de la iglesia de San Nicolás de Bari , donde un arbusto compite en protagonismo con el campanario. Esta atalaya del monasterio de las canonesas del Santo Sepulcro, en la calle de Don Teobaldo, es de origen románico aunque se transformó en el siglo XVII. Cuenta con protección por ser Bien de Interés Cultural, pero esta catalogación se hace exclusiva a la torre de ladrillo y no incluye –que se sepa– las plantas que crecen sin control en su remate.


Explican fuentes municipales que las brigadas eliminan periódicamente la inoportuna vegetación, si bien las raíces acostumbran a quedar entre la piedra y, a los pocos días, los hierbajos crecen de nuevo. De hecho, es común que los matojos luzcan secos una temporada, pero en el momento en que llueve vuelven a reverdecer. No es un mal exclusivo de Zaragoza, sino que en muchas otras ciudades las malas hierbas también invaden y asfixian el patrimonio y, por ello, brigadas municipales interurbanas se ponen en contacto para compartir ‘tácticas’ para lanzar un contraataque que frene la expansión de estos matojos.Productos químicos


En el caso de la muralla medieval, en el tramo de la calle Asalto, el Ayuntamiento llegó incluso a aplicar productos químicos y herbicidas para tratar de que las plantas no se reprodujeran de nuevo. La fórmula solo ha funcionado a medias, por lo que en algunos tramos también se ha optado por reparar los daños causados y sellar con mortero la zona donde crecían las plantas. La clave es no quitar solo las partes que sobresalen sino intentar acceder a los recovecos donde se esconden las raíces, extremo harto complicado en muchas ocasiones. Con este sellado, además, se procura evitar filtraciones de agua tras las tormentas, que generan humedades y debilitan las estructuras.


Muchas de las plantas que afean la estampa del patrimonio protegido son inofensivas, pero hay un caso –el de los ailantos– que sí preocupa a los técnicos municipales. Este árbol, que el Ministerio de Medio Ambiente incluye en el catálogo de especies exóticas invasoras, es capaz de agrietar los sillares y poner en jaque las construcciones que le dan cobijo.


El ailanto crece vigoroso y rápidamente, tiene una habilidad especial para hacerse hueco entre las piedras y goza de mucha resistencia ante la contaminación y las inclemencias ambientales.


Sus semillas llegan con el viento o son transportadas por pájaros y tiene una gran capacidad de rebrote, por lo que su erradicación es harto complicada. Cuentan los especialistas que en ocasiones persiste, incluso, después de una tala, una quema de rastrojos o del tratamiento con herbicidas.


En Zaragoza ha aparecido en lugares como el cuartel de Pontoneros, algunos panteones del cementerio de Torrero o, incluso, en la puerta del Carmen. Distinto es el problema de la Muralla Romana, en la que se detecta piedra oscurecida por humedades y algunas imperfecciones dado que no poco ciudadanos se dedican a trepar y pasear sobre los vetustos sillares. Aunque el Consistorio puso en marcha el pasado mes de noviembre un plan de control del arbolado, estas actuaciones no están contempladas en dicho documento, sino que dependen del área de Urbanismo (por la conservación del patrimonio) y no tanto de Medio Ambiente.