La última crecida inunda el 70% de las tierras que ya anegó el Ebro hace un mes

Muchos de los destrozos causados en toda la ribera por la histórica riada están sin reparar todavía y ni siquiera se han podido valorar.

magen aérea de los efectos de la riada de esta semana a su paso por Boquiñeni, Pradilla y Gallur.
magen aérea de los efectos de la riada de esta semana a su paso por Boquiñeni, Pradilla y Gallur.
Envuelo

La normalidad todavía tardará en volver a la ribera del Ebro, que hace ahora un mes vio pasar la riada más devastadora en décadas. Infraestructuras de todo tipo quedaron arrasadas y 20.000 hectáreas de cultivos, así como decenas de granjas y cientos de viviendas, se anegaron, pero muchos de los daños todavía no han podido ser valorados, y mucho menos reparados. Cuando comenzaban a librarse del agua, la crecida ordinaria de esta semana ha vuelto a inundar buena parte de los terrenos afectados, en muchos casos porque el río se ha colado por las motas que no resistieron la gran crecida que atravesó Aragón entre el 28 de febrero y el 2 de marzo.


En la Ribera Alta, el presidente comarcal, Alfredo Zaldívar, calcula que entre el 70 y el 80% de la superficie anegada hace un mes está de nuevo cubierta de agua, lo que ha incrementado el "pesimismo". "Entre 2.000 y 3.000 hectáreas no se recuperarán para el verano", advierte. "Asumimos –añade– que todo se va a retrasar y la gente no se decide a volver a meter a los animales en las granjas ni a planificar los cultivos de alfalfa y maíz".


El también alcalde de Remolinos señala que las máquinas comenzaron a trabajar por fin el viernes en la A-126, que habrá que elevar en dos tramos para evitar que otra crecida vuelva a saltarla. También se está explanando la zona de la nueva potabilizadora, ya que la actual se inundó y se averió, por lo que se ha optado por reubicarla. En el caso de las infraestructuras agrarias, critica que la DGA "no está contando con los alcaldes, solo con los sindicatos de riegos".


En Boquiñeni, esperan que la próxima semana la DPZ empiece a reparar los caminos, mientras siguen las labores para recuperar el suministro de agua potable tras contaminarse la red con gasoil de un depósito abandonado. El alcalde, Miguel Ángel Sanjuán, explica que no podrán volver a beber del grifo hasta fin de mayo como pronto. "Seguirán inyectando hielo en la red 3 o 4 semanas y después se intervendrá con vapor casa por casa, lo que llevará otro mes". El otro problema más acuciante está en la carretera, que hubo que romper para evitar la inundación del pueblo. Se está construyendo una escollera para protegerla y después de Semana Santa está previsto que la Unidad Militar de Emergencias (UME) vuelva a Boquiñeni para retirar el puente provisional que instalaron en el acceso a la localidad.Reclamaciones a Agroseguro


En la Ribera Baja, el arreglo de la autopista autonómica aún se demorará –Acciona ha iniciado el saneamiento de la zona hundida y está elaborando un estudio geotécnico sobre el estado del subsuelo–, por lo que urge la reapertura de la A-1107, que comunica Pina con la N-232 y también hubo que romper, para acabar con los rodeos de hasta 70 kilómetros para llegar a Fuentes. Esta situación, que afecta a trabajadores o alumnos del instituto, conlleva además tiempo y gastos extras para prestar los servicios como los de asistencia social y recogida de basuras, comenta la presidenta comarcal, Felisa Salvador.


Y mientras se ponen en marcha las actuaciones más urgentes, en las zonas más afectadas ni siquiera se ha podido acceder en los dos últimos meses, desde que llegó la primera crecida del año. La de esta semana ha sido la quinta y la sucesión va multiplicando los daños en el campo. Agroseguro ha recibido ya declaraciones de siniestro de más de 6.000 hectáreas, "pero la mayoría de propietarios dicen que hay que esperar porque no se puede entrar", explica el delegado en Aragón, Juan Cruzán, que augura que la primera estimación de daños, de 3 millones de euros, "se quedará corta". Además, según el secretario general de UAGA, José Manuel Penella, el coste de reparar caminos, riegos y acequias podría triplicar las pérdidas en cultivos. A ello se suman las granjas afectadas, donde murieron ahogados 10.000 animales y otros han tenido o tendrán que ser sacrificados por las enfermedades contraídas.


Y mientras las aguas vuelven lentamente a su cauce, los municipios ribereños piden sentarse a hablar ya de medidas como la limpieza del cauce o el retranqueo y eliminación de motas para evitar que el desastre se repita.