Bordeando la adicción

?Televisión, móviles, tabletas, ordenadores, consolas, máquinas tragaperras y diferentes juegos que crean adicción suponen uno de los grandes problemas a los que los jóvenes de hoy en día nos enfrentamos. ¿Cómo resistirnos a ocupar una tarde utilizando alguno de estos aparatos?

Televisión, móviles, tabletas, ordenadores, consolas, máquinas tragaperras y diferentes juegos que crean adicción suponen uno de los grandes problemas a los que los jóvenes de hoy en día nos enfrentamos. ¿Cómo resistirnos a ocupar una tarde utilizando alguno de estos aparatos? Para algunos de nosotros simplemente es sinónimo de pasar un buen rato, entretenernos en el tiempo libre o reírnos con los amigos, pero para otros se está convirtiendo en un problema de adicción real.


Qué difícil resulta hoy en día ir por la calle y encontrar a algún joven con las manos vacías. Nos hemos acostumbrado a ir permanentemente con el móvil, ya sea para hablar con alguien o escuchar música. Obviamente, el teléfono móvil nos abre un nuevo mundo, ya que lo podemos emplear para múltiples cosas, como por ejemplo relacionarnos, pero también nos aleja de la vida real, la que de verdad importa, que al fin y al cabo está fuera de esa pequeña pantalla, se encuentra en las relaciones cara a cara, en lo que sucede a nuestro alrededor. Pero no solo es el móvil el que nos mantiene absortos. La televisión, el ordenador o las consolas son también elementos de la nueva era que nos proveen de una realidad ficticia que nos impide disfrutar del mundo exterior. En vez de salir con los amigos a tomar algo y charlar, echar una partida a los videojuegos, en la que cada uno se aísla mirando una pantalla que no tiene nada, se ha convertido en algo habitual.


Entrando en el tema de las adicciones, encontramos las máquinas de juego, como las tragaperras o la ruleta, que generan una gran adicción, convirtiéndose en una enfermedad muy grave conocida como ludopatía. Esta consiste en que el afectado es incapaz de dejar de jugar a una máquina, ya que permanentemente se ve en la necesidad de echarle dinero para ver si obtiene un premio. Hay casos tan graves, que personas normales que desarrollan esta enfermedad llegan a hacerse sus necesidades encima. Pero este problema que existe en algunos adultos se está extendiendo entre la población joven incluyendo a menores de edad.


Nosotros, como jóvenes, nos damos cuenta de que esta afición por las máquinas se está extendiendo y es común ver a niños, que no solo jóvenes, un sábado gastando el dinero en una de ellas, dinero que probablemente hayan ganado sus padres con mucho esfuerzo. Pero la culpa no recae únicamente en la irresponsabilidad de los menores, sino también es de aquéllos que permiten la entrada de estos a los salones de juego. Como solución muy positiva podría hacerse un control estricto y riguroso para impedir la entrada de menores a estos locales de juego o hacerles introducir el DNI en una maquina antes de poder jugar. Es inevitable que los menores jueguen porque siempre habrá desaprensivos que se lo permitan, y hay quienes evitan los sistemas de seguridad.


En definitiva, podemos emplear las TIC como una forma de divertimento y de distracción momentánea, pero siempre debemos tener presente que un elemento tecnológico o una máquina de juego no es la vida. La vida viene marcada por pasar ratos con la familia, con amigos, con nosotros mismos; no es vivir frente a una pantalla, sino todo lo contrario, es ver esa imagen de verdad, las personas que están a tu lado físicamente, las cosas que realmente existen. No debemos dejarnos llevar por algo que nos ofrece virtualidad, sino encontrar aquello que nos hace disfrutar la realidad.