Las Novias, mejor grupo y mejor directo en los Premios de la Música Aragonesa

Calavera sumó otras dos estatuillas: mejor EP y mejor portada para Érica Fustero y Álvaro Ortiz.
Los catalanes Love of Lesbian recibieron el premio Global y actuaron en acústico por sorpresa.
Homenajes a La Lata de Bombillas por sus 15 años de brega y a Manolo Kabezabolo por toda su trayectoria.

Las Novias, mejor grupo y mejor directo en los Premios de la Música Aragonesa
Las Novias, mejor grupo y mejor directo en los Premios de la Música Aragonesa

Cuatro y cuatro, ocho, y ocho dieciséis. La XVI gala de entrega de los Premios de la Música Aragonesa encumbró ayer a Las Novias (mejor grupo y mejor directo) y Calavera (mejor EP y mejor portada) en una velada de emociones intensas, que dejó grandes actuaciones, risas, sorpresas y encendidas reivindicaciones. El dúo Starkytch, que se estrenaba en las lides presentadoras, tiró de autoparodia e interactuación como hilo conductor de la cita; por su parte, Manolo Kabezabolo (premio a la trayectoria) y los barceloneses Love of Lesbian (premio global, por su especial relación con Aragón) marcaron los puntos álgidos de la noche, organizada un año más por David Chapín y Sergio Falces desde la plataforma Aragón Musical.


La ceremonia arrancó con sobredosis de funk a cargo de The Bronson, aspirantes a cuatro premios y ganadores del llamado ‘maldito’, el de mayor proyección, que llevaba aparejada la grabación de un disco en el Laboratorio de Sonido del Centro de Historias. Entre los deseos de romper la maldición y el chorro de energía hedonista que liberan en cada una de sus actuaciones, los zaragozanos pusieron la noche a mil revoluciones. La aparición sorpresa de Los Gandules propició un amago de ese momento ‘intro’ que tanto se estila en los premios Óscar: el anfitrión que repasa las principales candidaturas a golpe de ingenio cantor. A Roberto ySanti, con sus batas reglamentarias, el invento les quedó de lo más lucido.

Sorpresas

En el desfile de galardones hubo sorpresas genuinas. La más destacada la protagonizó María José Hernández, triunfadora en la categoría de mejor álbum por esa joya labordetiana que es ‘Las uvas dulces’. Tan poco esperaba el reconocimiento que su discurso al respecto -ya saben, el clásico ‘de verdad, no me lo esperaba’- sonó totalmente sincero. Se llevaron un alegrón tremendo los muchachos de El 21, la sala oscense acreedora a la mejor programación, después de varios años con la miel en los labios. Huesca cosechó otros dos premios: Domador en la categoría de mejor álbum autoproducido y Pecker como mejor solista.


Las Novias pescó un par de ejemplares pintones: mejor grupo y mejor directo. Doble reconocimiento muy aplaudido para una banda que ha hecho de la durabilidad elegante su sello. Calavera, por su parte, recogió dos muestras del calor que merece un trabajo de tanta calidad como ese ‘Quebranta’ que marcó su debut discográfico, y que ya tiene hermanito en el horno.


La Lata de Bombillas fue la elegida en el renglón de la agitación cultural y su responsable, Javier Benito, insistió en la importancia de apostar por la calidad a la hora de seguir abiertos y activos. Pedro Vizcaíno, que recogió un año más la estatuilla de José Azul destinada al sempiterno ausente Bigott -mejor canción- brindó por Alberto Genzor, amigo de medio teatro y melómano apasionado, quien falleció en mayo de 2014. Los miembros de la Vidriera Irreverente recordaron a su vocalista Rubén Martínez, que el año pasado también perdió el pulso con el cáncer tras varios años de pelea. Hubo recuerdos para otros dos desaparecidos recientes, el DJ Urko Paradys y el polifacético músico uruguayo Coco Fernández. Igualmente emotiva resultó la dedicatoria de la Orquesta Popular de la Magdalena al impulsor de su disco ‘Flamenco diásporo’, José Luis Cortés ‘Panoja’, que pelea actualmente contra una grave enfermedad.


Otro veintiuno, el por ciento de IVA cultural (Falces proclamó el reparo que le daba calificarlo de ‘cultural’), también fue protagonista en la gala. Varios de los ganadores reclamaron el fin de este azote unánime a los emprendedores. Sin embargo, otro reclamo encontró aún más coro: que la gente acuda a las salas, y que se consuma más música como alimento vital de primer orden.