El Zaragoza pide la declaración del asistente de Lesma.

En las alegaciones presentadas al Comité de Competición, el club quiere que el linier Garrido Romero explique cómo vio la presunta agresión de Popovic al delegado del Mallorca que refleja el acta arbitral.

Ranko Popovic, anteanoche, tras ofrecer su versión sobre el incidente de Mallorca ante la prensa aragonesa.
El Zaragoza pide la declaración del asistente de Lesma.
Guillermo Mestre

Desde el mediodía de ayer, los jueces del Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol tienen en su poder el pliego de alegaciones remitido por el Real Zaragoza en relación a la expulsión de Ranko Popovic en Mallorca. Un documento, en el que el gabinete jurídico del club aragonés rebate con fuerza la redacción del acta del árbitro madrileño José Luis Lesma López, que revisarán hoy los letrados federativos antes de emitir su fallo y hacer pública la sanción que recae sobre el entrenador zaragocista.


El Real Zaragoza ha elaborado un amplio recurso en el que, por una parte, se quiere poner luz a una acusación de agresión de Popovic sobre el delegado mallorquín, Toni Tugores, que aparece llena de oscuridad, dudas y contradicciones desde la misma noche del domingo. Y, por otro lado, pretende minimizar al máximo el número de partidos con los que finalmente sea castigado el preparador serbio.


Para alcanzar el primer objetivo, la entidad zaragocista ha solicitado a Competición que llame a declarar al asistente número uno de Lesma López, José Antonio Garrido Romero, también madrileño. Se trata del linier en quien Lesma descargó toda la responsabilidad de lo escrito en el acta, señalándole explícitamente como la persona que vio "el puñetazo en la zona genital" de Popovic a Tugores, que el delegado balear sigue denunciando y que el técnico serbio niega rotundamente que se produjera.


Asimismo, el Real Zaragoza amplía el arco de su solicitud al respecto y requiere a los jueces de Competición que tomen declaraciones a todos los colegiados arbitrales del partido –el cuarteto de turno– para que expliquen el proceso que siguieron para decidir la redacción final del acta. En el seno del club aragonés se considera necesario que el asistente Garrido defina bien y con detalles la acción que dice ver, y que el resto aclare cómo se llegó a la conclusión de que Popovic había dado un puñetazo al delegado local.


Además, el Real Zaragoza adjunta dos declaraciones juradas del propio Popovic y del delegado blanquillo, José Ignacio Bueno Grimal (testigo directo de lo sucedido en el túnel de vestuarios), en las que se reafirma la versión zaragocista. Esa que ya hizo pública el técnico anteanoche, en la que se subraya que Popovic fue agarrado de la muñeca por detrás por Toni Tugores y que, el gesto del serbio para zafarse de ese enganchón, a modo de latigazo, lo aprovechó el delegado del Mallorca para escenificar una agresión que no fue tal. Hecho que –remarcan los zaragocistas– vivió el árbitro en primera persona, por lo que no se entiende por qué descansa el peso del acta en su asistente, sin duda mucho más lejano y ajeno a lo que sucedió.


La duda sobre la cámara policial


En las bases de las alegaciones, el Real Zaragoza también solicita al Comité de Competición que exhorte a la Policía Nacional para que ceda las imágenes captadas por la cámara que está instalada en todas las zonas de vestuarios de los estadios del fútbol profesional. Esta petición se hace con la duda no disipada de si, realmente, esa cámara de la UCO (Unidad de Conrol Organizativo) estaba grabando el domingo en el momento del incidente. Tampoco se tiene constancia de que hubiese ningún miembro de las fuerzas de seguridad en el túnel durante los hechos. De haber sido así, también se habría requerido su declaración en busca de esclarecer lo ocurrido.


En definitiva, el Real Zaragoza busca pruebas. Porque, según la normativa del fútbol español, el acta tiene la presunción de veracidad y, en principio, deja mal parado a Popovic salvo que los jueces federativos consideren que, para emitir un fallo definitivo, el caso necesita de más datos y puntos de claridad en las próximas fechas.


El Zaragoza pretende que el castigo a su entrenador sea el menor posible, por lo que intenta desmontar la acusación de que Popovic dio un puñetazo a Tugores. Sin puñetazo, la incidencia reflejada en el acta no puede considerarse agresión y, además, el texto incurriría en un evidente defecto formal.


Si esta tarde el Comité de Competición despreciara las alegaciones del Real Zaragoza e impusiera una sanción de entre cuatro y doce partidos a Popovic, como dice el apartado aplicable en estos casos, el club aragonés recurrirá de inmediato al Comité de Apelación, que se reúne el viernes.