Atascos de hasta cinco kilómetros en Monrepós a la vuelta de la Cincomarzada
También se registraron retenciones en la rotonda de Sabiñánigo durante toda la tarde
El trayecto de 36 kilómetros entre Escarrilla y Lanave llegó a costar dos horas y media
Fueron casi cuatro horas de tráfico lento. Los atascos comenzaron a primera hora de la tarde ya en Escarrilla, en la carretera A-136. Recorrer los catorce kilómetros que separan esta localidad de Biescas costaba más de una hora. Muchos conductores manifestaron su sorpresa porque "no hay motivo aparente para ese atasco, ni controles ni accidentes".
Algunas personas optaron por desviarse hasta la localidad biesquense y esperar allí a que la circulación se normalizase para volver sin parones. Quienes eligieron continuar tuvieron que armarse de paciencia, ya que cubrir los 36 kilómetros de distancia entre Escarrilla y Lanave les costó dos horas y media en el momento más complicado de la tarde, entre las 17.30 y las 20.00.
Otro punto donde los vehículos quedaron prácticamente parados fue la rotonda de salida de Sabiñanigo para incorporarse a la N-330. Aquí las colas llegaron a alcanzar más de un kilómetro. Fernando Luna, que regresaba a Huesca después de pasar el fin de semana en Jaca, explicó que había estado esperando unos 40 minutos en esta rotonda.
La situación no mejoraba una vez que se lograba acceder a la carretera, ya que al llegar al alto del puerto había que pararse durante otra media hora. "Desde Jaca hasta la salida del último túnel me ha costado 90 minutos", señaló este conductor. "Como esta vez hemos venido en dos coches hemos decidido que mi mujer que se quedara en casa con las niñas y que bajaran pasadas las nueve, cuando se supone que ya no habrá atascos", indicó.
Efectivamente, la congestión de empezó a disminuir pasadas las ocho de la tarde, según confirmaron desde Tráfico. A lo largo de la tarde, agentes de la Guardia Civil regularon y controlaron el paso de los coches en una operación que ya se esperaba que transcurriese con dificultades. Como siempre, los problemas estuvieron entre Caldearenas y el alto de Monrepós. Es aquí, en la salida de los kilómetros de autovía, donde se acaban los dos carriles por sentido para incorporarse a la antigua nacional, donde se generan los cuellos de botella que en la temporada de esquí llegan incluso a los ocho kilómetros.
La fiesta de Zaragoza incluso se ha dejado sentir en la ciudad de Huesca, donde se preparó una campaña especial para estos días.