El refugio de Góriz, sobre el que cayó un alud el pasado jueves, reabrió ayer sus puertas. Dos guardas y un grupo de 30 militares llegaron hasta allí al mediodía con esquís y raquetas de nieve. "Los militares, que tenían una reserva, nos han ayudado a abrir huella. La nieve está muy blanda porque ha llovido mucho", comentó Joan María Vendrell, uno de los guardas. "El refugio está bien y abierto cien por cien", aseguró. La semana pasada, dos vigilantes de esta instalación de alta montaña pidieron ser rescatados tras una pequeña avalancha que destrozó un almacén junto al refugio. Por suerte, lograron salir sin lesiones.

El de Góriz no es el único refugio afectado por un alud en las últimas semanas. A principios de febrero, la nieve causó importantes destrozos en Respomuso atrapando a uno de los guardas, que salió ileso del percance.

Este albergue, en el municipio de Sallent de Gállego, no abrirá sus puertas hasta entrada la primavera. Se sacó la nieve que entró en el edificio y se protegió, pero hasta que pasen unos días no se realizará una inspección técnica para valorar con precisión los daños y empezar a repararlos.

Según el responsable de refugios de la Federación Aragonesa de Montaña (FAM), Sergio Rivas, la previsión es ir la próxima semana pero "dependemos del helicóptero para acceder al lugar". Será entonces cuando se pueda comprobar con detalle el estado del tejado, todos los muros de carga y realizar las pruebas pertinentes. Mientras tanto, se ha abierto el de Alfonso XIII, una cabaña situada entre el embalse de Respomuso y el de Campoplano, para que los montañeros, si es necesario, puedan guarecerse. La Federación confía en que los daños del alud que golpeó fuertemente la fachada norte no afecten a la estructura. "En el edificio principal, donde están los antialudes, apenas ha habido destrozos", aseguró Sergio Rivas. Fue el inmueble pequeño anexo, en el que se encuentra la entrada, las taquillas, los aseos generales y las habitaciones de los guardas, el que más daños presenta.