Adiós al poeta sueco Tomas Tranströmer
Galardonado con el Nobel de literatura en 2011, la naturaleza y la música eran sus dos grandes temas
Eterno candidato al galardón, nominado desde 1973, la poesía esencial de Tranströmer recibió en 2011 por fin el máximo reconocimiento de la literatura universal. Se le premió por una obra austera y concentrada, en la que, "a través de imágenes densas, límpidas, nos da un nuevo y fresco acceso a la realidad". Una obra casi exclusivamente poética, caracterizada "por la concreción y sus metáforas expresivas", según destacó el fallo del jurado. Tras premiar a Vargas Llosa en 2010, el Nobel de Literatura se quedaba en Suecia por séptima vez en la historia y por primera vez en cuarenta años.
Según los críticos, Tranströmer, cuya obra está traducida a más de medio centenar de idiomas, es junto a Swedenborg y Strindberg, uno de los escritores suecos que más ha influido en la poesía universal en el siglo XX. Tomas Tranströmer sufrió en 1990 un ictus que le afectó el habla y que dificultó la continuación de su obra. El ataque cerebral le paralizó su lado derecho y Tranströmer debió aprender a escribir con la mano izquierda.
Su corta obra ha sido publicada en España con cuentagotas por sellos como Hiperión o Nórdica, que editó su última antología en castellano. Además del uruguayo Roberto Mascaró, su habitual traductor al español ha sido el también poeta chileno Sergio Badilla Castillo, radicado en Suecia durante casi dos décadas.
La poesía de Tranströmer, el más conocido de los poetas escandinavos vivos, se cimentaba en la naturaleza y la música y está muy marcada por su experiencia personal. En sus poemas parte de imágenes que dan pie a juegos psicológicos e interpretaciones metafísicas.
