​Cada comida, una lección de vida

El comedor escolar del CEIP Lucien Briet se convierte a diario en un espacio educativo más del centro para adquirir habilidades sociales.

Bien sentados y preparados para empezar a comer y aprender.
​Cada comida, una lección de vida

El comedor de un colegio no es solo el lugar donde reponer fuerzas, sino un espacio educativo más del centro, un lugar para aprender a comportarse en la mesa, adquirir habilidades sociales y desarrollar la autonomía personal. Por eso, el comedor del CEIP Lucien Briet de Zaragoza se llama ‘Minchador Bon appétit’, en alusión a la palabra aragonesa que lo designa y a la expresión francesa de cortesía en la mesa, ya que el centro es bilingüe francés.


Cada curso, a los aspectos nutricionales del menú, con sus protocolos e inspecciones sanitarias correspondientes, se suma un amplio abanico de iniciativas para los escolares, coordinadas por un equipo de profesionales –auxiliares de cocina, monitoras, equipo directivo...–, que gestiona el comedor. Actividades que incluyen campañas de salud –hábitos alimenticios e higiene bucal–, juegos tradicionales en el patio, colaboración en las tareas de cuidado de los pequeños huertos escolares, talleres de educación en la mesa –autonomía, poner la mesa, utilización de cubiertos, normas de cortesía, plegado de servilletas…–. El equipo también se encarga, por ejemplo, de habilitar espacios de lectura o estudio para los chicos que voluntariamente quiere acceder a ellos después de comer. Un blog del comedor escolar, mantenido por un equipo de alumnos voluntarios, y una visita a la huerta de Gardeniers de Atades figuran entre las últimas propuestas, que forman este ambicioso proyecto; porque, como explica Pilar Ciutat, directora del centro: "En la mesa se aprende a compartir, a respetar turnos y jerarquías, a estar bien sentado, a no empezar a comer hasta que todos estén servidos, a no levantarse hasta que no ha terminado el último, a utilizar fórmulas de cortesía, a comer de todo, aunque no nos guste...". En definitiva, que cada comida puede ser una auténtica lección de vida.