La pasión coleccionista de Eduardo Laborda sale a la luz en el Museo Pablo Gargallo

?El artista zaragozano y su mujer, Iris Lázaro, también pintora, han atesorado durante 40 años retratos de los siglos XIX y XX.

Eduardo Laborda e Iris Lázaro, ante un retrato de Arturo Montero y Calvo
La pasión coleccionista de Eduardo Laborda sale a la luz en el Museo Pablo Gargallo
José Miguel Marco

Los pintores Eduardo Laborda e Iris Lázaro llevan juntos 45 años y, durante este tiempo, han atesorado una importante colección de arte que, por primera vez, ve la luz. Una selección de retratos fechados entre 1820 y 1963 de autores aragoneses, o vinculados a esta tierra, componen la exposición que se inauguró ayer en el Museo Pablo Gargallo de Zaragoza y que, hasta el próximo 21 de junio, acerca curiosas y desconocidas piezas.


"Estos personajes –reconoció Laborda– nos han acompañado durante cuatro décadas y nos han aportado mucha sabiduría y conocimiento". Acompañado por su esposa, afirmó que "son como hijos adoptados, al mismo tiempo que maestros". Entre las personas que aparecen en estos cuadros hay personajes populares, pero también otros que no lo son.


‘El rostro del tiempo. Aproximación al retrato en Aragón’ reúne 47 obras (todas adquiridas en Zaragoza), que han sido cedidas temporalmente para esta muestra. Hay tres fotografías retocadas, 20 dibujos y 24 pinturas al óleo. El contenido se distribuye en tres salas, dedicadas a los dibujos y a obras de los siglos XIXy XX.


Entre los trabajos está el boceto de un retrato para vidriera, de 1931, que compraron, con otros dos, hace más de 10 años en el rastro, cuya figura podría representar a Asunción Clavero, esposa de Miguel Larrinaga. No se conocía al autor de este cuadro hasta que, en un viejo artículo de prensa, se toparon con una entrevista en la que posaba junto a uno de esos dibujos que ellos habían adquirido. Así han podido poner nombre y apellido al creador: Santos Cuadrado. "La casualidad, a veces, desvela misterios y hace aflorar personajes hasta entonces anónimos".


Algunos de los artistas que se redescubren en esta muestra son Salvador Escolá, pintor catalán, que "vino a Zaragoza a hacerse una clientela", o Ángel Díaz Domínguez, riojano que desarrolló su carrera en Aragón, con su cuadro dedicado al farmacéutico Gabriel Faci, de 1926. Hay, además, fotografías retocadas, firmadas por Victoriano Balasanz Sánchez (1890) y Albareda y Moliné (1880).


Un espacio se reserva a los caricaturistas, "los retratistas más característicos del siglo XX", en palabras del pintor Laborda, con ejemplos de Manuel Bayo Marín o de Marcial Buj Chas, dibujante de HERALDO DE ARAGÓN, donde trabajó desde 1930 hasta su muerte en 1959. La única artista de la muestra es Josefa Valls, con un retrato de 1894 que tiene la particularidad de estar ejecutado sobre "una tela de algodón finísima". También se pueden ver dos trabajos de Alberto Duce y otros dos de Manuel Navarro López.


"Nuestro chico más querido", coincidieron los propietarios, es el autorretrato de Francisco Marín Bagüés, de 1927, que solo se había exhibido en dos ocasiones anteriores.Un artista poco conocido


Eduardo Laborda destacó el trabajo del vallisoletano Montero y Calvo, discípulo de Federico de Madrazo que falleció a la temprana edad de 27 años, del que se puede ver en la exposición un cuadro de 1882. "Hay varias obras en Zaragoza, una de ellas en la Facultad de Filosofía y Letras".


Rafael Ordóñez, jefe del Servicio de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, reconoció el papel de coleccionistas que, desde hace 40 años, llevan a cabo Laborda y Lázaro. Durante este tiempo han logrado reunir alrededor de 200 piezas. Un trabajo que, según dijo, "ha permitido rescatar obras que, en muchos casos, se hubiesen perdido o estarían en el olvido, y ellos se han preocupado de adquirir y conservar". Esta exposición constituye un "motivo de alegría" porque permite conocer "esa labor desconocida que se ejerce con pasión".