Recuperar la miel

Las colmenas aragonesas son de las mejores del mundo y los apicultores piden crear una marca y afianzar un sector que promete puestos de trabajo.

Carlos Moreno, Calatayud.  Tiene 46 años y empezó con 25, aunque era ya nieto de apicultores. Durante años ha sido el más joven en todas las reuniones, por lo que aplaude la renovación en el sector y la llegada de nuevos empresarios.
Recuperar la miel

Ya vuelan las primeras abejas por las serranías aragonesas en busca de la flor del tomillo, romero y cantueso. Aún tímidamente, porque la primavera acaba de empezar. Pero es en los terrenos de secano, en las faldas del Moncayo o la serranía turolense, donde se extiende un paisaje idóneo para las abejas, las condiciones climáticas han dado lugar a un dominio del monte bajo y de secano que acumula enormes cantidades de polen y néctar que en la colmena se transforma en miel de gran calidad, de color y sabor muy peculiar y diferente al de otros territorios. Una paisaje único que ocupa el oeste y sur de Aragón, Castilla y León (parte de Burgos y Soria), de Castilla-La Mancha (Guadalajara y Cuenca) y que llega al norte de Castellón, en la Comunidad Valenciana. Es la llamada Serranía Celtibérica, un proyecto que se impulsa desde el Campus de Teruel y cuyo objetivo es potenciar las cualidades naturales y económicas de un territorio rico en naturaleza pero más despoblado que Siberia. Y la miel es uno de sus tesoros, porque la Serranía Celtibérica es uno de los productores más importantes de la UE.


Miel que tiene demasiados competidores, entre el sucedáneo importado de China o los jarabes de caña y palma que se comercializan en España con el mismo nombre. "Lo que queremos es recuperar la verdadera miel, que el consumidor sepa que si lleva ese nombre es porque procede de una abeja y es buena para la salud. Con ese esfuerzo, y con las técnicas más modernas, queremos convertir la miel de la Serranía Centíberica en un producto que se pueda exportar. Con una Denominación de Origen, producida en puntos como el Moncayo, la Alcarria, Molina deAragón...", señala el zaragozano Miguel Ángel Casado, presidente de la Asociación Española de Apicultura (AEA).


¿Miel o jarabe?


No es fácil para el consumidor saber si el producto que ha adquirido en el supermercado es miel de abeja o un sucedáneo sin propiedad alguna. "El etiquetado en España no es claro, porque no pone el país de origen, ni si la miel es pura o está mezclada con otras de peor calidad –indica Casado–. En muchas ocasiones se importa un sucedáneo de miel que viene de China en bidones y que se hace con una molécula de maíz. Luego se mezcla con un poco de miel local y, como se procesa aquí, en la etiqueta pone ‘miel de España’, cuando no es así. El producto chino parece y sabe a miel, pero no tiene sus propiedades, al igual que sucede con la ‘miel de palma’ o ‘miel de caña’, de lectura idéntica pero simples edulcorantes.

Si ponemos en valor la miel, si creamos una Denominación de Origen y nos unimos para reivindicar un etiquetado justo, el sector puede despegar y vender a todo el mundo".


No hay censo exacto, pero se calcula que existen en Aragón 157 apicultores de unos siete colectivos, con 1.281 explotaciones apícolas, que se reparten entre Zaragoza (487), Huesca (409) y Teruel (385), con unas 103.000 colmenas. Pero los apicultores de las zonas más despobladas de Aragón, de comarcas como Aranda, Daroca, Jiloca o Albarracín, han visto una oportunidad en esa Serranía Celtibérica, que reuniría a entre 3.500 y 4.000 apicultores, con casi un millón de colmenas y una producción de miel superior a las 10.000 toneladas. La Asociación Española de Apiculturaes una asociación creada en 2013, precisamente, para trabajar por un cambio radical en el sector, "porque estamos en una encrucijada, las buenas oportunidades se ven empañadas por las enfermedades que sufren actualmente las abejas y que han dejado muy desfasadas las técnicas tradicionales", explica el bilbilitano Carlos Moreno Gomaz, expresidente de la asociación. Tiene 46 años y empezó hace ya 21, "y he sido casi siempre el más joven en todas las reuniones. El sector ha sufrido un envejecimiento y las enfermedades de las abejas han traído consigo una gran dejadez por parte del apicultor, que no comprende lo importante que es aplicar nuevos manejos y tratamientos. Nadie quiere una colmena enferma, pero no se aplican las técnicas nuevas que permiten detectar si hay problemas de salud. En su lugar, se realizan trashumancias sin control de colmenas, infectando así a otras que estaban sanas. El apicultor tiene que acostumbrarse a hacer los test adecuados, a utilizar nuevos sistemas más higiénicos, a aplicar complementos probióticos en la alimentación de la abeja... Así se evita la muerte de la explotación hasta en un 40%".


Nuevos apicultores


Miguel Ángel Casado tiene 42 años y compagina apicultura y agricultura en Molina de Aragón. "Los agricultores ya pasaron en su momento por una profunda reconversión y a ninguno se le ocurriría utilizar un burro cuando existe un tractor. También los apicultores tendrán que conocer las técnicas más modernas para tratar enfermedades, los nuevos manejos apícolas que permiten tener muchas más colmenas y ampliar el negocio...", enumera. Aunque Carlos Moreno reconoce que "es más fácil formar a un nuevo apicultor que reciclar a uno viejo, porque hay muchos hábitos difíciles de desterrar, y parte de los veteranos cree que no se puede hacer nada por mejorar y promocionar la miel".


La asociación realiza cursos por toda España para presentar las posibilidades de la apicultura, un oficio "del que se puede vivir perfectamente", señalan Casado y Moreno. A uno de esos cursos, impartido en Marchamalo (Guadalajara) acudió en 2012 César Monleón. Tenía entonces 26 años y trabajaba de soldador en Alcalá de Henares (Madrid), "pero me pareció un tema apasionante. Incluso para dejar mi ciudad y mi trabajo y trasladarme al entorno de Molina de Aragón para empezar mi negocio de apicultura. Es un cambio arriesgado, que no todos comprenden, pero en esta vida hay que arriesgarse para cumplir los sueños", asegura. Esta será su primera primavera como apicultor, y tendrá diez colmenas, que en el futuro se convertirán en muchas más. "Empezaré en abril, cuando florezca el cantueso. Aquí la temporada empieza más tarde que en otras zonas, y la marca el cantueso, para pasar después al romero, tomillo... En verano se alimentan de la resina de la encina, de la que sacan el mielato, una miel más oscura. Somos muchos los interesados por la apicultura, aunque por ahora venimos pocos al monte".


Exportar en Europa


Para vivir de la apicultura se requieren entre 500 y 600 colmenas, aunque los nuevos manejos y técnicas amplían sobremanera la producción y reducen los gastos. De una colmena se obtienen de 15 a 40 kilos, dependiendo del tamaño. Ya granel, en bidones, se vende entre los 4,20 euros el kilo (si es multifloral)o a 4,65 euros el kilo (si es monofloral). También se puede vender ya envasada y etiquetada, con un precio que ronda los siete euros el kilo. "Pero es con una Denominación de Origen cuando el apicultor puede obtener más beneficios, porque entonces se vende el medio kilo a siete euros. En Aragón no existe una denominación, y a través de la Serranía Celtibérica lucharemos por ese objetivo. Permitirá vender a toda Europa, e incluso a países como China, que nos vende su sucedáneo pero importa enormes cantidades de miel de primerísima calidad", señala Casado.


No es la única salida de negocio, las colmenas también proporcionan productos como el polen, el prepolen, el veneno de abeja (muy demandado en la industria cosmética como alternativa natural al botox) o la cera. "Queremos que esos productos creen una sinergia que se traduzca en puestos de trabajo rurales, mediante proyectos como laboratorios, inseminación artificial para conseguir abejas más resistentes a las enfermedades, medios móviles para la recogida y envasado de miel... Y, sobre todo, formación en las nuevas técnicas para los apicultores de la zona". Para Casado y Moreno, "estamos ante una nueva era, donde la investigación ya da frutos para obtener enjambres resistentes y producciones adecuadas. Solo falta unir fuerzas".