Graves incidentes ante la nueva sede del Banco Central Europeo

Más de 200 heridos y 500 detenidos en los enfrentamientos entre Policía y manifestantes en la ciudad alemana de Fráncfort.

Varios manifestantes, durante las protestas de ayer ante la sede del BCE en Fráncfort.
Varios manifestantes, durante las protestas de ayer ante la sede del BCE en Fráncfort.
boris roessler/efe

Coches y barricadas ardiendo, cerca de un centenar de policías y muchos más manifestantes heridos, destrozos en mobiliario urbano y escaparates y más de 500 detenidos. La inauguración de la nueva sede del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort trajo consigo los disturbios más graves que recuerda la ciudad. Los más de 10.000 policías procedentes de toda Alemania para hacer frente a la posible violencia se vieron desbordados por la temprana actividad de grupos de manifestantes enmascarados y vestidos de negro que llegaron de media Europa para participar en las protestas convocadas por el movimiento Blockupy contra el mayor símbolo de la política de austeridad y recortes y reclamar "una UE de los ciudadanos y no de los bancos".


Representantes de partidos políticos de izquierda como el griego Syriza, el español Podemos y el alemán Die Linke se unieron a los activistas alemanes.

Los disturbios comenzaron poco después de las siete de la mañana, cuando unos 3.000 manifestantes trataron de romper el cordón de seguridad en torno al nuevo BCE, protegido incluso con alambradas. Los agentes hicieron uso de camiones con cañones de agua, porras y gas lacrimógeno para rechazar el asalto, mientras los manifestantes incendiaban cubos de basura y vehículos. A la puerta de una cercana comisaría ardían varios coches patrulla.


Tanto los convocantes de las protestas como la Policía se vieron sorprendidos por el alcance de la violencia. "No nos habíamos planteado una jornada así. Pero queda claro que el escenario de guerra civil preparado por la Policía ha sido asumido por mucha gente como un reto y una provocación", dijo Hendrik Wester, portavoz de Blockupy, quien subrayó el carácter pacífico de la convocatoria y acusó a las fuerzas del orden de lo sucedido.


Rainer Wendt, presidente del Sindicato de la Policía, valoró las cosas de otra manera: "Aquí se ha reunido una turba dispuesta a la violencia procedente de toda Europa para, bajo la disculpa de la crítica al capitalismo, atacar al Estado". Lo cierto es que muchos de los activistas más violentos llegaron de países como Italia o Grecia para sumarse a lo que en Alemania llaman el ‘bloque negro’, que causó daños también en tranvías y autobuses y llegó a atacar incluso a los bomberos que acudían a sofocar los incendios. "La violencia contra la Policía o los bomberos carece de toda justificación", dijo el ministro federal de Justicia, Heiko Maas, quien subrayó que cualquiera tiene derecho a criticar instituciones como el BCE, pero "los disturbios puros rebasan todos los límites de la lucha por la opinión política". Otros, como la presidenta de Los Verdes, Simone Peter, afirmaron que "el BCE es corresponsable, como parte de una Troika no legitimada democráticamente, de la injusta política de crisis. Las protestas contra el BCE son por ello comprensibles, pero condenamos los enfrentamientos violentos".


Mientras tanto, y protegido por un dispositivo de seguridad sin precedentes, el presidente del BCE, Mario Draghi, procedía a inaugurar oficialmente su nueva sede, un rascacielos de cristal de casi 200 metros de altura, que calificó de "símbolo de lo mejor que Europa puede alcanzar unida". Ante un centenar de invitados, Draghi tuvo también palabras para quienes protestaban a la puerta de su nuevo despacho al destacar su esperanza de "conciliar a quienes se sienten excluidos, también a los manifestantes que esta semana han venido a Fráncfort".

Tras la violencia matinal, la ciudad recuperó una cierta tranquilidad hacia el mediodía y la manifestación organizada por Blockupay en la tarde discurrió con relativa calma.