Gil seduce en el primer equipo

El centrocampista de Garrapinillos viajará a Santander con opciones de ser titular.
Su progresión en el filial, donde juega incluso como central, ha llamado la atención de Popovic, que lo considera una pieza muy útil.

Sergio Gil pugna con Seoane, el sábado en su debut ante el Lugo.
Sergio Gil pugna con Seoane, el sábado en su debut ante el Lugo.
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El juvenil Sergio Gil ha ganado peso específico en los últimos días dentro de los criterios del cuadro técnico del primer equipo. Sus 13 minutos ante el Lugo el pasado sábado, en el día de su debut con el primer equipo, no han resultado anecdóticos. Tampoco está pasando de largo su actitud en los entrenamientos a las órdenes de Ranko Popovic en las últimas semanas. Ni la excelente actuación que dejó con el filial en el choque frente al Eldense, en La Romareda hace 10 días, donde fue pieza clave en el triunfo del B por 2-1.


El centrocampista todoterreno de Garrapinillos cuenta con un buen número de boletos para jugar de nuevo con el Real Zaragoza de Segunda División el próximo domingo en El Sardinero contra el Racing. El devenir de las próximas 48 horas, en las que Popovic va a madurar la alineación inicial de Santander, en virtud de la confirmación definitiva de quiénes son alta y baja entre el nutrido grupo de dudosos, esclarecerá si Gil es titular o volverá a entrar como suplente. Al margen de esa desembocadura final, lo que a estas alturas de semana sí está decidido es que Gil sea uno de los expedicionarios a tierras cántabras con los mismos galones que el resto de jugadores de la primera plantilla.


Sergio Gil nació en Zaragoza el 10 de mayo de 1996, justo un año después del triunfo en la mítica Recopa. Con 18 años es considerado, junto a Vallejo, la perla más valiosa de la cantera aragonesa. Al inicio de la campaña pasada, el entonces director general, Jesús García Pitarch, mostró a ambos en la foto del acto en el que se hizo un guiño público donde se afirmó que los jugadores de casa de la Ciudad Deportiva iban a ser a corto plazo y progresivamente la bandera del nuevo Real Zaragoza. El rubio Gil fue conocido ese día por el gran público, al posar junto a Laguardia, Alcolea, Ortí, el capitán Paredes, su colega Vallejo y los veteranos Villarroya e Isidro Villanova.


Su estreno oficial con el primer equipo el pasado sábado ha llegado seis meses más tarde de lo que se tenía previsto en verano, a consecuencia de una latosa lesión muscular en el muslo derecho que sufrió en el entrenamiento matinal del 9 de agosto, previo al amistoso que el Zaragoza jugó ese día por la tarde en Almudévar (Huesca) ante el Atlético Tetuán marroquí. Víctor Muñoz, en aquel singular y complicado inicio de campaña donde debió trabajar con más de una docena de chicos de las categorías base, contaba con Gil para conformar el doble pivote en los primeros partidos ligueros hasta que los fichajes profesionales fuesen dando forma a la plantilla definitiva. Sergio participó en los primeros amistosos en Teruel, Logroño y Huesca, llamando ya la atención por su descaro y calidad. Pero la reseñada lesión antes de jugar contra el Tetuán lo sacó del carril sin remedio. Tras 20 días de recuperación, volvió a alinearse en el partido de las peñas en Cariñena a finales de agosto, donde acabó resentido y se vio obligado a guardar una nueva convalecencia que le hizo estar en el dique seco demasiadas semanas, sin contar con minutos tampoco en el filial, equipo en el que era un extraño tras haber estado toda la pretemporada con Víctor Muñoz.


De no haber mediado ese infortunio de la lesión muscular, Gil contaba con la confianza plena de Víctor y es probable que, con él, se hubiese dado un caso similar al de Vallejo en cuanto a continuidad y arraigo prematuro en la primera plantilla tras aquellos primeros partidos oficiales de grandes carencias de jugadores y necesidades imperiosas de utilizar jugadores canteranos. Después de seis meses de duro trabajo por abrirse hueco en el equipo de Segunda División B, donde César Laínez ha terminado por alinearlo como defensa central, casi como lateral izquierdo en una línea de tres centrales, Gil puede estar en el momento clave para recoger, con media temporada de diferido, los frutos que estaba esperando en agosto y septiembre. En el filial ha jugado 17 choques, 1.300 minutos, y ha marcado un gol.

Centrocampista multiusos

Ranko Popovic observa las cualidades de Gil con detalle y lo tiene catalogado como un centrocampista capaz de acometer diferentes funciones durante un partido. Ante el Lugo, así se lo hizo saber cuando le dio la alternativa en el minuto 80 en el puesto del agotado Galarreta. Sergio Gil ocupó el puesto de enganche, con libre llegada al área gallega. Cortó un par de buenos balones, condujo con criterio otros cuantos más y, en su rápida sintonía con el partido corrido, el joven debutante logró enganchar incluso un disparo a puerta en un rechace que cayó a su zona.


Esta es una de sus facetas, tal vez la más aproximada a lo que ha sido su formación desde alevines e infantiles. Pero, en los últimos tiempos, las necesidades del filial y el particular criterio de Laínez también le han hecho progresar en misiones más defensivas. En el B ha sido ubicado como central, en busca de su notable salida de balón –y pese a su no demasiada corpulencia– y ha caído a las bandas con solvencia gracias a su rapidez y buen sentido de la anticipación.


El domingo, en Santander, Popovic podría ofrecerle la titularidad en Segunda ante la baja de Dorca y el dudoso estado físico de Insa.