Una normativa polémica con una larga y accidentada tramitación política

Hasta dos anteproyectos de ley acabaron en el cajón por la oposición sindical, antes de que se consiguiera aprobar en 2013

Protesta de los policías locales ante el palacio de la Alfajería, sede de las Cortes, en 2005.
Protesta de los policías locales ante el palacio de la Alfajería, sede de las Cortes, en 2005.
josé miguel marco

Pocas leyes han tenido una tramitación tan accidentada hasta ver la luz. La normativa de coordinación de policías locales ha sido un constante quebradero de cabeza para los sucesivos gobiernos autonómicos, debido al rechazo que fueron cosechando uno tras otro los diferentes proyectos de ley elaborados por los ejecutivos de uno u otro color político.


Tras sonadas protestas de los sindicatos policiales, hasta dos anteproyectos tuvieron que ser metidos de nuevo al cajón. La eliminación de la segunda actividad sin destino y la reclasificación profesional, pero sin la reivindicada mejoras salarial asociada, fueron el detonante que hicieron movilizarse a los agentes. Tal fue la oposición demostrada en la calle, con constantes concentraciones a modo de protesta ante el Edificio Pignatelli y el palacio de la Aljafería, que el Ejecutivo PSOE-PAR tuvo que renunciar a su intención de modificar una ley que databa de 1987.


El presidente Iglesias concluyó sus mandatos sin haber podido actualizar la regulación de los policías locales. Y entonces llegó el PP. El consejero de Política Territorial e Interior, que ya había sido teniente de alcalde de Servicios Públicos y responsable de la policía Local en Zaragoza, Antonio Suárez, elaboró en 2012 un nuevo anteproyecto, que sería aprobado por las Cortes un año después.


Entre las novedades, permitía a las tres capitales crear agentes de movilidad. Y regulaba, según Suárez, los aspectos "más difíciles»: la segunda actividad, la movilidad de policías entre distintas localidades y la estructura orgánica de los cuerpos. Además, establecía que los municipios de más de 10.000 habitantes debían contar con un cuerpo de Policía y permitía que en el resto se pudiera crear, siempre con un reglamento de organización y funcionamiento.


Pero hasta el mismo día de su aprobación hubo protestas de los policías ante la Aljafería. Y La oposición fue también muy crítica. Lamentó que se hubiera perdido una oportunidad de regular las cuestiones más importantes y acusó al Gobierno de pasar "la patata caliente"a los municipios. Ahora, será el Constitucional quien decida si la norma se excede en competencias.