Un musical celestial y discotequero

‘Sister Act’ desembarcará con 28 actores en el Palacio de Congresos de la Expo para las próximas fiestas del Pilar.

Mireia Mambo (Deloris) y Àngels Gonyalons (madre superiora) en una de las primeras escenas de 'Sister Act'.
Mireia Mambo (Deloris) y Àngels Gonyalons (madre superiora) en una de las primeras escenas de 'Sister Act'.
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Siete tráileres llegarán a Zaragoza para las próximas fiestas del Pilar acompañando a la caravana de casi 70 personas ­– 28 actores y cantantes, 8 músicos y 31 técnicos– que hacen posible cada función del musical ‘Sister Act’, basado en la película protagonizada en 1992 por la oscarizada Whoopi Goldberg. Tras su exitoso paso por el Teatro Tívoli de Barcelona (donde llegó a ser número uno en la taquilla), desembarcará en el Palacio de Congresos de la Expo del 8 al 18 de octubre y ofrecerá 15 funciones.


La trama no es original: una cabaretera de poco monta es escondida por la policía en un convento tras ser testigo del asesinato cometido por su chulo. En él descubrirá el valor de la amistad y conseguirá que la abadía no se venda por falta de feligreses.


Para el director residente, Marc Montserrat (encargado también de la adaptación del libreto), una de las bazas de este montaje es el divertido pulso que mantienen la aspirante a estrella Deloris van Cartier, que interpreta Mireia Mambo en el primer papel protagonista de su carrera, y la intransigente madre superiora, encarnada por la veterana actriz Àngels Gonyalons. Otro de los puntales "indiscutibles" es el coro de monjas con su repertorio de canciones setenteras y discotequeras. Las melodías han sido creadas por el compositor Alan Menken, ganador de ocho Óscar por la banda sonora de filmes como ‘La bella y la bestia’ y ‘La sirena’.

En la adaptación del guión original, ambientado en Filadelfia, se juega con guiños a la realidad española, e incluso a cada ciudad donde se representa, "para que mantengan ese espíritu de comedia por excelencia", cuenta Marc Montserrat.

Veintiún números musicales

Un total de 21 números musicales, la mayoría de ellos de plástica conventual y de un ritmo vertiginoso, se pueden disfrutar a lo largo de dos horas y 20 minutos. Se ensamblan con escenas de diálogos y acción. De hecho, hay hasta 35 cambios de escenografía. El musical está compuesto por 22 telares y en una de las escenas claves del ‘show’ se utilizan dos de ellos retroiluminados, para dotar al escenario de una mayor profundidad escénica. El pasado jueves, la gente que acudió a la sesión del barcelonés Teatro Tívoli acabó en pie aplaudiendo con ganas al elenco.


El vestuario, a base de hábitos tuneados, es vistoso y sugerente. En la función se utilizan unos 200 trajes que suponen unas 1.500 piezas de ropa, porque "cada uno de ellos es fiel a la realidad y cuenta con todas las partes de la vestimenta religiosa, hay casullas, albas, escapularios, tocas, cuellos duros, cinturones con rosarios...", explica la jefa de sastrería, Gurutze Esteban. Los cambios durante la representación son tan rápidos que cinco personas tienen que atenderlos entre bambalinas. Tienen su particular récord: un minuto y cincos segundos para vestir, peinar y maquillar a la protagonista en uno de ellos. Otros dos miembros del equipo de sastrería dedican todos los días un buen rato a repasar las lentejuelas que pueblan los vestidos y acaban en el suelo. Hay más de 30 pelucas, además de esos bigotes y patillas de los años setenta.


Otro dato llamativo es el peso de la imagen de la Virgen que preside varias coreografías:pesa 350 kilos y tiene 5 metros de altura. En este musical hay nada menos que 3.000 piedras de Swarovski y con la gira viajan 17 toneladas de material.


El reparto que estrenó la versión española en la Ciudad Condal el pasado octubre estará prácticamente al completo en Zaragoza. La única duda es la de la divertida Silvia Abril, como la madre María Lázaro que cuando se lanza hasta rapea.