Educación detectó mil casos de absentismo escolar y envió un centenar a la Fiscalía

Zaragoza copa el 70% de los casos y el convenio marco entre la DGA y el Ayuntamiento se aplica ya en otras 17 comarcas y municipios.

Los centros educativos de todo Aragón abordaron el curso pasado un millar de casos de absentismo escolar, de los que un centenar tuvieron que ser remitidos a la Fiscalía. No obstante, solo una veintena de ellos acabaron en juicio por un posible delito de abandono de familia. Estos datos son similares a los del curso 2012-2013, cuando también se detectaron un millar de casos, se enviaron a la Fiscalía de Menores un centenar y solo 28 de ellos acabaron realmente en los tribunales.


Según las cifras aportadas por la Consejería, la mayoría de ese millar de casos se dieron en la ciudad de Zaragoza(unos 700), en la que el Departamento, el IASS, el Salud y el Ayuntamiento aplican un convenio actualizado desde que empezó este curso para garantizar la asistencia a clase de los alumnos que están en las etapas educativas obligatorias. Este nuevo convenio se aprobó el pasado junio y la Consejería decidió convertirlo en un protocolo marco al que pueden adherirse otros municipios y comarcas (por el momento ya lo han hecho 17 entidades).

Relación con el fracaso escolar

Incluye novedades importantes, ya que si hasta el curso pasado se consideraba absentismo que un niño de primaria faltara al 20% de las clases, ahora ese criterio se ha hecho más restrictivo y va por días. En concreto, el alumno de primaria solo puede faltar de manera injustificada a un máximo de cuatro clases durante el primer mes del curso, a ocho hasta el 31 de diciembre, a diez hasta el 31 de marzo y a 15 en todo el curso académico. El margen es un poco más amplio para los alumnos de la ESO.


No obstante, el protocolo indica que "desde la primera o segunda falta injustificada", el tutor debe ponerse en contacto con los padres para interesarse por la causa de su falta de asistencia. El objetivo –indica el protocolo– es prevenir futuros casos de absentismo y reconducir los actuales, ya que suele haber una relación directa entre la falta de asistencia, el fracaso escolar y el abandono temprano.


A falta de conocer qué resultado está dando este protocolo –el balance podrá hacerse cuando termine este curso–, Juan Antonio Planas, presidente de la Asociación de Psicopedagogía de Aragón, señala que la cifra de un millar de casos es "muy alta"y que no incluye a los chavales que "están cerca del límite" de superar los días marcados.


El nuevo protocolo establece tres niveles de intervención y, si la situación no se resuelve, se envía a la Fiscalía. El proceso empieza primero en el propio centro educativo al que pertenece el niño o adolescente donde, como ya se ha indicado, el tutor debe controlar las faltas de asistencia no justificadas de sus alumnos. En el caso de que se den una o dos veces, debe ponerse en contacto con los padres como tarde en 24 horas.


Esa cita puede derivar después en una entrevista con el equipo directivo o en una intervención de los orientadores. Si esto no funciona y se alcanzan los días de absentismo marcados por el convenio, se pasa al siguiente paso: la comisión de zona (hay 31). Ahí se citará a los padres y, en el caso de que no acudan al requerimiento, se puede hacer hasta una visita al domicilio (irían representantes de los servicios sociales municipales y del Servicio de Protección a la Infancia y la Adolescencia). Si sigue sin resolverse, pasaría a la Comisión Técnica de Coordinación Provincial y, posteriormente, a la Fiscalía.


El nuevo protocolo también hace hincapié en la prevención, precisamente porque, al empezar cada curso, se hace un seguimiento de los casos que se han dado anteriormente para que no reincidan(de hecho, la mayor parte de los casos del curso pasado son de niños y adolescentes que ya faltaban con frecuencia a clase sin justificación alguna –o real– en el anterior ejercicio).

Necesidad de apoyo específico

Planas añade que el perfil más habitual del absentismo escolar es el de alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo, esto es, "de niños de familias inmigrantes, de etnia gitana o des-estructuradas". "El niño puede no tener ningún problema, pero el contexto social en el que está le afecta", explica. Por ello –añade– hay zonas de Zaragoza que concentran muchos casos (como el Casco Histórico) y otras donde el problema apenas existe, "como en los barrios de la zona no consolidada o de reciente creación".