Ranera: “La afición se merece un 10”

El pabellón Los Planos de Teruel vivió ayer un día grande, con un lleno hasta la bandera y con un público que disfrutó del espectáculo deportivo. La celebración se trasladó al Torico para terminar la jornada.

La euforia se desató ayer en el pabellón Los Planos de Teruel poco antes de las ocho, cuando el capitán del CAI, Víctor Viciana, levantó la Copa del Rey –la cuarta en el palmarés del equipo– y una nube de confeti voló por los aires. "Campeones, campeones, oé, oé, oé", sonó al unísono en las gradas, mientras la voz inconfundible de Freddie Mercury traspasaba la barrera del bullicio y cantaba a los jugadores turolenses a través de los altavoces: ‘We are the champions’.


"Soy feliz: ya tenemos cuatro copas y trece títulos", proclamaba un exultante presidente del Club Voleibol Teruel, Carlos Ranera. "Para mí la competición ha sido todo un éxito: el marco ha sido incomparable; la afición se merece un 10; el equipo ha estado al 100% y en el pabellón hemos reunido al 10% de la población de Teruel".


La felicidad de Ranera se extendió a los aficionados, que, levantando las bufandas negras y naranjas, símbolo del CAI, y haciendo la ola con los brazos, se reencontraban con su equipo. "Hoy hemos visto todo un espectáculo –apuntaba Luis, un forofo del voleibol–, y se ha demostrado que la afición está con sus jugadores, después de pasar un año anodino en la liga regular". A pocos metros, Javier señalaba que el poderío del CAI "ha estado muy por encima del Unicaja". Al tiempo que atronaban en el graderío las iniciales "uve, uve, uve" (por Víctor Viciana), el hincha manifestaba que si hay seis jugadores en la cancha "el séptimo está en las gradas; es la afición".


El palco presidencial estuvo repleto de autoridades. El alcalde de Teruel, Manuel Blasco, sonreía satisfecho por el triunfo de la escuadra naranja y por la respuesta del público: "Hacía tiempo que el pabellón no estaba así", manifestaba señalando un recinto lleno hasta la bandera. "Una vez más el público ha llevado en volandas a su equipo", matizaba. El ‘speaker’ animaba a través de la megafonía a los espectadores a ponerse en pie: "Venga, esas palmas", bramaba. Levantado y aplaudiendo, Juanjo, que se estrenaba como público en este deporte, reconocía la espectacularidad del partido. "En la cancha se nota muchísimo el brutal esfuerzo de los jugadores", afirmaba.


Desafiando la gélida temperatura que se registró por la noche en Teruel, los aficionados siguieron a su equipo hasta la plaza del Torico, donde estaba previsto un pequeño acto popular. "Venimos a mostrar nuestro apoyo a estos chicos, porque han puesto a Teruel en el mapa", explicaba Lourdes, una hincha ya madura, que permanecía de pie, junto a su familia, mientras aguardaba a los jugadores. Y estos no se hicieron esperar. Un sonido repetitivo del claxon de un autobús anunció la llegada del equipo hasta el mismo centro de la plaza. César Martín fue el primero en asomar por la puerta del bus con la Copa del Rey en las manos, que agitó ante el clamor de la afición. También fue el colocador el encargado de trepar por la columna del Torico para atarle la bufanda negra y naranja al pequeño astado, como manda la tradición. Lo hizo casi sin ayuda, con un par de impulsos, y, bajó con la misma facilidad tras espetar: "Ya está; no me ha pasado nada".