Sergio, un campeón ejemplar

Sergio Ibáñez Bañón, del Judo Club Zaragoza, ha vuelto a escribir otra histórica página para el judo aragonés al sumar su segundo título en el Campeonato de España absoluto para ciegos y deficientes visuales.

Sergio Ibáñez –izquierda– junto con su entrenador, Javier Rivero
Sergio, un campeón ejemplar
Fajyda

Sergio Ibáñez Bañón ha vuelto a escribir una hermosa página para el judo aragonés. El deportista, de 16 años y en edad cadete, presume en su casa de Alagón de su segunda medalla de oro consecutiva conquistada en un Campeonato de España absoluto para ciegos y deficientes visuales. Sergio se convirtió el 29 de junio en Córdoba en el primer judoca de la Comunidad en lograr un título nacional en esta competición. Y hace una semana, en la localidad madrileña de Pinto, el aragonés embelleció su palmarés con un nuevo título, en -60 kilos, que llena de alegría a su familia y a su club, el Judo Zaragoza. "Supone una alegría enorme. Esto demuestra que con esfuerzo y dedicación se pueden conseguir premios", resalta el campeón. Su éxito se redondeó cuando el seleccionador nacional le comunicó su convocatoria para participar en la World Cup júnior de Hungría, que se celebrará del 19 al 24 de febrero en Budapest.


Sergio padece un problema de visión de nacimiento que le afecta al nervio óptico y que le obliga a llevar unas lentillas o unas gafas con cristales especiales. Combate casi a ciegas; sin embargo, compite con otros chicos que no padecen ningún problema. "Nunca ha querido que se le trate de forma especial, ni diferente al resto. Al revés, él siempre pide la máxima exigencia. Porque a pesar de su problema de visión, que es más del que nos parece al resto, cuando está sobre el tatami es uno más. Bueno, uno más, no: ahora es Sergio con letras mayúsculas", resalta, emocionado, su entrenador, Javier Rivero. "Todos los maestros que trabajamos con él coincidimos en que es un judoca ejemplar, un modelo a imitar de trabajo, superación y, pese a su juventud, empieza a ser muy maduro", completa el preparador.


Sergio empezó a entrenar con ocho años en el equipo de la ONCE con Jesús Laviña, que enseguida descubrió que tenía unas condiciones que lo hacían especial. Con 11 entró a formar parte del grupo de preparación del Judo Club Zaragoza, donde ha confirmado su progresión con la aportación de un cuadro técnico de nivel: el maestro Ángel Claveras, el único octavo dan de la Comunidad, que se ocupa –junto con Rivero– de la faceta técnica; Pablo Lambea, en el apartado físico; y Antonio Berrocal, que planifica los torneos. "Ha tenido una progresión vertiginosa desde que lograra el primer oro infantil con videntes en los Juegos Escolares. El salto ha sido muy importante gracias a una labor de los técnicos y al empeño del chaval. Cuenta con el soporte de la ONCE, que le ayuda en los viajes, de sus padres y del club. Poco más", detalla Rivero.


El joven deportista no ha podido tener mejor inicio de año, con una presea que se añade a la colección que engalana la habitación de su casa en Alagón: oros en el campeonato provincial infantil, en el Regional cadete y en el absoluto con videntes en -55 kilos, bronce en el Internacional de Durango, plata en el nacional júnior adaptado, líder del ranquin autonómico... "Y el mérito de haber conseguido revalidar la corona nacional ante rivales que participan en el circuito paralímpico y con 16 años, siendo cadete", resalta el maestro. Sergio Sánchez se deshizo en semifinales del campeón de las últimas ediciones, David García, y del júnior Borja Pahissa en la final. En ambos casos, de ippon directo. "Si te marcas un reto lo consigues. Ese es mi lema. Y se confirmó en el campeonato. Fue impresionante porque los rivales eran muy fuertes. Sentí una alegría enorme, y también por la gente que me quiere y me apoya para seguir adelante con este sueño", afirma Sergio.


El respaldo de la familia ha sido un pilar básico para que el internacional se postule como una de las bazas de futuro del equipo nacional de la Federación Española de Deportes para Ciegos, con el que ya ha asistido a las últimas convocatorias. "Empezó practicando natación, pero no le convenció. Y se pasó al judo. Me dijeron que el chico tenía condiciones. Al principio le bajaba a la ciudad una día a la semana a entrenar al Judo Zaragoza. Luego dos y ahora cuatro. Supone un sacrificio, pero lo que esta haciendo Sergio es impresionante. Para nosotros es una satisfacción enorme", afirma Enrique, su padre.