Los acusados reconocieron en el juicio que la relación con Felisa García, la difunta, no fue buena durante algún tiempo. Sin embargo, cuando esta última sufrió una caída y tuvo que ser hospitalizada fueron ellos quienes la atendieron. De hecho, fue también la pareja quien la acompañó hasta su muerte, el 18 de junio de 2011.

Al enterarse el albacea de la herencia, presentó la denuncia que dio lugar al procedimiento penal. Y fue entonces cuando los denunciados aportaron un escrito, supuestamente firmado por la fallecida, en el que decía que dejaba el mobiliario de su casa a su hermano y su mujer. Un perito caligráfico probó en el juicio que la firma no era real, sino que había sido falseada por la acusada. De ahí que el tribunal haya decidido condenarla. También tendrá que devolver todo lo que se llevó o pagar los 15.000 euros en que fue tasado el mobiliario.