Una feria convertida en fiesta

El certamen volverá a reunir hoy a miles de barbastrenses y vecinos de localidades próximas. La tradicional cita contará en esta edición con 332 puestos, además de diversos actos de animación.

Elita Davias y Fernando Noguero, del grupo Tradiciones, posan en uno de los escenarios de la feria
Una feria convertida en fiesta
José Luis Pano

Más que una feria, una cita ancestral, llena de simbología, un lugar de encuentro y un día de fiesta. Así podríamos definir lo que significa la feria de la Candelera –una de las más antiguas de España– para los barbastrenses. Una tradición de 503 años la contempla, desde que la segunda esposa de Fernando el Católico, Germana de Foix, concediera el privilegio real a Barbastro de celebrar un mercado en torno a esta festividad. De ahí, la feria fue ganando espacio e importancia para tomar el Paseo del Coso.


Ya en este siglo, ha experimentado un ‘boom’ y se ha convertido en una de los certámenes con más solera de Aragón por sus miles de visitantes que cada año se concitan en ella cada 2 de febrero para adquirir plantas, árboles, ropa, calzado, mascotas, juguetes, o cualquier producto imaginable. Todo estará en los 332 puestos que este año acuden a la feria, superando los de la pasada edición. Además, debido a la gran cantidad de solicitudes de stands de productos agroalimentarios, se ha habilitado una zona nueva para ellos, ubicada en la plaza San Francisco, que se suma a la de la plaza Aragón y la plaza del Sol. Por tanto, este año la feria contará con tres zonas agroalimentarias.


Lo que seguro que se llevan los visitantes serán las candelas bendecidas y las caretas, símbolo de esta feria, y que reparte el Ayuntamiento de Barbastro a través del grupo Tradiciones. Ataviados con el traje regional aragonés este colectivo se apostará en la plaza del Mercado para repartir las velas, previamente bendecidas en la Catedral, y que simbolizan "la purificación de la Virgen". "Según el rito judío, a los 40 días del nacimiento, la madre iba al templo para purificarse y llevaba una candela y un presente. Esto lo ha recogido la tradición cristiana hasta nuestros días", explica Elita Davias, del grupo Tradiciones. Otra interpretación pagana dice que a partir del 2 de febrero el día empieza a alargar y por lo tanto la vela simbolizaría la victoria de la luz frente a la oscuridad. En cualquier caso, los barbastrenses les han dado su propio sentido dentro de su religiosidad popular. Davias explica cómo "las mujeres te la piden para encender en un momento de apuro, como cuando había tormentas, porque hay un enfermo en la casa o porque su hijo tiene un examen. Todo lo que se quema para dar luz es vida, tanto desde el punto de vista cristiano como esotérico". En cuanto a las caretas, son un anuncio de la proximidad del Carnaval.


Su compañero Fernando Noguero tiene muy claro lo que supone la Candelera: "Para mí siempre ha sido un día de feria y de fiesta. Cuando éramos niños no íbamos al colegio o nos dejaban salir antes en busca de la careta, con lo que jugabas durante muchos días". Noguero cuenta cómo la Candelera siempre ha dado una intensa vida a la población salvo en el año 1956 "porque ese día hizo mucho frío y se helaron las oliveras. La gente se iba marchando al igual que los feriantes porque era imposible estar en el Coso del frío que hacía".


La raíz agrícola de la feria sigue presente, aunque además se ha convertido en un inmenso mercado donde el comercio local saca sus puestos a la calle. No faltarán los tradicionales charlatanes, que siguen la herencia del popular ‘charlatán de Esplús’, "una figura emblemática y que todo el mundo esperaba que llegara, porque era un espectáculo ver como vendía las mantas con su oratoria".