Interpol sigue la pista de 75 obras de arte robadas en Aragón

Son, sobre todo, esculturas y cuadros religiosos de distintos municipios de la comunidad sustraídos en los últimos 40 años.

El 7 de diciembre de 1979, la banda de Erik el Belga robó, además del tapiz recuperado recientemente, muchas otras piezas artísticas de la antigua catedral de Roda de Isábena, en Huesca, que todavía siguen en paradero desconocido. Varios cuadros, esculturas y objetos litúrgicos, y hasta un antiguo peine de marfil, formaron parte de un botín al que entonces se le perdió la pista. Estas son solo algunas piezas de las 75 obras de arte que han sido sustraídas en Aragón durante las últimas cuatro décadas, y que figuran en la base de datos que maneja la Interpol a nivel internacional.


Este registro, que reúne información de los distintos cuerpos de seguridad, se perfila como una valiosa herramienta para luchar contra un fenómeno delictivo que ha ido en aumento por la demanda de los mercados de arte, la apertura de fronteras, la mejora de los sistemas de transporte y la inestabilidad política de determinados países. Por todos estos motivos, en 1995, Interpol –la Organización Internacional de Policía Criminal, con 190 países miembros– creó una base de datos sobre obras de arte robadas para centralizar las denuncias sobre estas piezas, y difundirlas así a escala mundial. Los registros que forman parte de esta catalogación –a los que pueden acceder las fuerzas del orden, las instituciones culturales y el público autorizado– se dividen por categorías y por procedencia.


Aragón está representada en este listado internacional con 33 cuadros y 34 esculturas, de temática religiosa, en su mayor parte. Hay, además, un tapiz de Castejón de Monegros (Huesca), un bien incluido en el apartado ‘miscelánea’ –con objetos variados y de difícil catalogación– y seis objetos litúrgicos. Estos últimos pertenecían a la antigua catedral de Roda de Isábena.


Las primeras obras aragonesas que figuran como desaparecidas de forma ilícita en esta base de datos que maneja la Interpol son dos óleos –de los siglos XV y XVII–. La denuncia se puso en mayo de 1972, en Zaragoza. Desde entonces, son numerosos los casos que se han producido de saqueos de bienes artísticos en las tres provincias.


El 27 de noviembre de 1991, los ladrones se cebaron con el retablo de la iglesia de Moscardón, en Teruel. En el registro aparece el nombre de este pequeño municipio en más de 10 ocasiones, dado que se especifican las distintas pinturas por separado, cada una con una fotografía en blanco y negro. A pesar de la mala calidad de algunas de las imágenes que acompañan las fichas técnicas, resultan fundamentales para reconocer un cuadro o escultura determinada, y puede ser la clave que lleve a su resolución.


En la década de los 90, e incluso entrado el siglo XXI, los saqueadores se han dedicado a desvalijar muchos pueblos aragoneses, aprovechando la gran riqueza de su patrimonio histórico-artístico, su escasa población y la falta de medidas de seguridad en sus templos.


Así ocurrió, por ejemplo, en la zaragozana Comunidad de Calatayud hace solo ocho años, cuando se produjeron dos robos consecutivos en Torrijo de la Cañada (donde estaba previsto instalar esa misma semana un sistema de alarma en la iglesia). De la Colegiata de Santa María la Mayor de Calatayud ‘salió’ una talla de unos 76 centímetros de la Virgen del Pilar en madera policromada que estaba frente al altar. Solo unos meses después, en la primavera de 2008, los amigos de lo ajeno actuaron en Belmonte de Gracián. Dentro de este panorama, en el que abundan las obras religiosas, llama la atención el dibujo del artista oscense Antonio Saura, cuya denuncia está registrada en Zaragoza el 25 de abril de 1991.

El hurto más actual

Desde 1972, son muchos los casos registrados en Aragón. El más reciente, incluido en la base de datos de la Interpol, es el robo de un tapiz del siglo XVII de Castejón de Monegros, el 26 de diciembre de 2009. Según figura en su descripción, narra las hazañas de Alejandro Magno y tiene unas medidas de 275 por 300 centímetros.


En Aragón hay grupos especiales en la Guardia Civil y en la Policía Nacional que se encargan de perseguir delitos de este tipo. La brigada de patrimonio histórico de este último cuerpo participó en casos de gran trascendencia como la Operación Vivo, que en 2006 permitió recuperar piezas históricas sustraídas un año antes en la iglesia de los duques de Villahermosa de Gordún (Zaragoza) o la Operación Pitufo, donde se localizaron lotes de monedas romanas e íberas procedentes de yacimientos expoliados. Más recientemente una historia que también ha atraído la atención de los medios ha sido el destino de los cascos celtíberos que salieron de Aranda de Moncayo.


Mención aparte merece la extraña historia en torno a un ‘San Carlos Borromeo’, pintado por el zaragozano Francisco Bayeu. Al parecer, fue robado del Palacio Real de Madrid en agosto de 1989 junto a otros tres cuadros –dos de Velázquez y otro atribuido a Carreño de Miranda–, sin embargo no se informó de su desaparición hasta dos meses después.


El registro de la Interpol incluye, además, cuatro cuadros atribuidos al artista aragonés Francisco de Goya, y robados en distintos países, como Argentina, Bélgica, Dinamarca o Italia. De todos ellos, tan solo uno (‘Bandidos matando a hombres y mujeres’), robado el 24 de marzo de 1987, forma parte del catálogo elaborado por la fundación Goya en Aragón.