Barbastro se reconcilia con Julieta

Antonio Abarca y Antonio Buil han publicado recientemente ‘Julieta, artista y rebelde’, una obra que rescata a esta singular mujer y pintora naif nacida en 1899 y que escandalizó a la sociedad de la posguerra.

Entre la burla y una admiración. Así transcurrió la recta final de la vida de Julia Aguilar Cosculluela, artísticamente conocida como ‘Always’ pero popularmente llamada Julieta. Julieta fue un soplo de aire fresco, una paleta llena de colores para el Barbastro provinciano, en blanco y negro de la posguerra. Pero sobre todo fue un viento de libertad que deslumbró a un grupo de jóvenes admiradores, al pueblo llano, y que a partes iguales detestó a las personas de moral más conservadora.


Fumaba, iba con pantalones vaqueros, frecuentaba bares y se bañaba desnuda en el río Vero. Eran algunas de las anécdotas que recuerdan de ella muchas personas nacidas tras la Guerra Civil y que la conocieron en su regreso a la ciudad en la década de los 40, después de una inquietante y misteriosa vida que le llevó a frecuentar la intelectualidad madrileña o las mejores salas de variedades y cafés de España y Francia.

De esa época poco se sabe, ni tampoco los motivos por los que Julieta nunca hablaba de su etapa en Madrid, Barcelona o París, en el Moulin Rouge, donde actuaba como cabaretera. Dicen que de ahí le viene el sobrenombre ‘Always’ que era la palabra que empleaban para despedir cada número (un hasta siempre).


En esa época "se bebió la vida a tragos", como explica Antonio Abarca que junto a Antonio Buil publicaron recientemente ‘Julieta, artista y rebelde’, en el que han tratado de arrojar luz sobre un personaje "fascinante y auténtico que siempre mantendrá un permanente misterio", como la define Buil. Abarca le matiza: "Era poliédrica". Y es que como el propio Abarca cuenta "lo que más fascina de Julieta es lo que no se sabe de ella". "El psiquiatra Jung dice que la primera mitad de tu vida la tienes que dedicar a construir un ego fuerte y la segunda a deshacerte de él. En el caso de Julieta sería paradigmático. Julieta vivió 80 años y los 40 primeros vivió intensamente la vida siendo artista de cabaret y teniendo relaciones con artistas, políticos y toreros. De repente vuelve y decide vivir en la más absoluta pobreza, en soledad, pero al mismo tiempo fue un tiempo muy rico desde el punto creativo", dice Abarca.


Es posible que su etapa bohemia de juventud adquiriera unas nociones de pintura, que luego la llevarían a ser considerada como una relevante pintora naif. Así lo reconocía el que fuera periodista de HERALDO Luis García Bandrés que, junto con su compañero Juan Domínguez Lasierra, se topó con ella en los últimos años de su vida en Barbastro y quedaron fascinados por su digna ‘locura’. De ahí surgió el libro de Ana María Navales ‘El regreso de Julieta Always’, que fue finalista del certamen literario de novela corta ‘Ciudad de Barbastro’. Más tarde, otra periodista zaragozana, Lola Campos, esbozó una semblanza sobre su figura en un libro dedicado a las mujeres aragonesas que son emblema de libertad.


Pero el descubrimiento artístico lo hizo antes el pintor catalán Modest Cuixart, que por azar coincidió con ella en un viaje por la ciudad del Vero y que le dedicó el cuadro ‘Bruixa Barbastro’.


Fascinado por el personaje, Antonio Buil recopiló buena parte de su obra en una exposición a comienzos de siglo en su establecimiento de antigüedades. Luego, junto a Abarca elaboraron una exposición sobre la vida y obra de Julieta en la UNED.