El Leganés, un visitante amable

Los madrileños solo han sumado 5 puntos de los 30 que han disputado lejos de Butarque. Solo Tenerife y Sabadell, con 4, son peores.

El Leganés, modesto adversario que visita mañana La Romareda en momentos tan delicados para el Real Zaragoza, presenta un perfil peculiar tras su comportamiento competitivo a lo largo de la primera vuelta, que precisamente concluye este fin de semana. Es un equipo de contrastes, de marcados claroscuros, de paradójicas conductas. Un conjunto sin nombres, recién ascendido de un largo periplo por el pozo de la Segunda B, que, como factor de mayor peso específico en estos primeros cinco meses de torneo, vive en permanente progresión y mejora, circunstancia por la que llega al estadio zaragozano ubicado a rebufo del propio Real Zaragoza, 11º en la tabla con 26 puntos, a solo 2 de distancia de los aragoneses, que son novenos con 28.


Pero el Leganés es uno en su campo y otro bien diferente a domicilio. Fuera de Butarque –es decir, en el papel que va a desarrollar mañana en La Romareda– los madrileños tienen un comportamiento deficiente. Sus números son de suspenso global. Han perdido 7 de los 10 partidos que han disputado en esta primera mitad del campeonato como visitantes y se han quedado sin marcar, con el cero en su guarismo, en 6 de esos 10 duelos. Sus réditos lejos de su feudo se reducen a dos empates (1-1 en Soria y 0-0 en Lugo) y un único triunfo (1-2 en Sabadell).


Es decir, este Leganés que mañana regresa a Zaragoza por segunda vez en la historia (el único precedente se dio en la campaña 2002-03, con empate a dos final) solo han logrado cosechar 5 de los 30 puntos que han dirimido lejos de Butarque. Números de suspenso que solo superan el Tenerife y el Sabadell, 16º y 20º clasificados respectivamente, que apenas han arañado 4 puntos fuera (curiosamente, ambos puntuaron en Zaragoza).


Con esta escasa solvencia a domicilio, los hombres que entrena Asier Garitano (natural de Vergara, Guipúzcoa, nada que ver con el ex zaragocista Ander ni con su sobrino Gaizka) han logrado llegar holgados en la clasificación al ecuador de la liga gracias a la excelente rentabilidad que obtienen cada vez que juegan como locales en su coqueto estadio del sur de Madrid. Allí, como anfitriones, logran compensar de sobras su fragilidad como invitados y, con 21 puntos (los mismos que el puntero Sporting) se han convertido en un hueso duro de roer.


Este Leganés de blancos y negros, sin grises, ha perdido sin dar muestras de ser un equipo cuajado para la Segunda División en los campos de los dos últimos (2-0 en Llagostera, 1-0 en Albacete). Pero, por el contrario, ha sido capaz de tumbar en su terreno de juego a dos grandes favoritos, Betis y Valladolid, a ambos por 1-0.


El Zaragoza va a jugarse, pues, esta bala crucial para su reacción en un momento delicado ante un contrincante difícil de evaluar. Al que se aguarda con el ansia de que prosiga con su negativo caminar como visitante pero con el temor de que (como ya hiciera en su momento el Tenerife en La Romareda) saque de la chistera parte de la sustancia positiva que utiliza como local el día menos esperado.


A priori, es una evidencia que los números dan por absoluto favorito al Real Zaragoza. De arriba a abajo, de este a oeste, en todos los prismas. Un rival que solo ha sido capaz de marcar 5 goles fuera de casa en la mitad del torneo no debería causar demasiados temores a un conjunto como el zaragocista, que ha sumado 17 de sus 33 goles en La Romareda y que presume de poseer una de las más potentes pegadas de la categoría. Pero las dudas que acucian esta semana a los aragoneses disuelven esta visión apriorística como un azucarillo y la ponen en cuarentena.

Popovic, en máxima alerta

Ranko Popovic ha estudiado a fondo los rasgos del Leganés y ha transmitido a la plantilla su previsión ante lo que mañana espera. "Va a ser un partido muy complicado de jugar. Estamos ante un equipo disciplinado, que viene de Segunda B pero que se conoce desde hace ya un tiempo. Juegan juntos, con orden, muy organizados y se han reforzado con dos buenos jugadores (Chuli y Marc Bertrán). Nos van a obligar a tener mucha paciencia y a estar siempre atentos", asegura antes de subrayar un aspecto vital: "No podemos caer en su ritmo, debemos ser nosotros los que marquemos el nuestro".


Popovic, eso sí, remata su pronóstico con optimismo. "Espero 90 minutos trabados, pero con un buen final para nosotros", apunta.