Suspendida la búsqueda de dos militares sorprendidos por una ventisca en Astún

Pidieron ayuda por teléfono e hicieron un vivac para pernoctar en la nieve a 2.050 m

El rescate se interrumpió anoche por el alto riesgo de aludes y la escasa visibilidad

La tormenta de nieve que cayó ayer en el Pirineo, acompañada de fuertes rachas de viento, atrapó y dejó aislados a dos militares que realizaban una travesía entre Astún y Rioseta, en Candanchú. El operativo de salvamento quedó interrumpido por la noche debido al riesgo de aludes y a la escasa visibilidad, mientras que los esquiadores decidieron refugiarse en un vivac excavado en la propia nieve hasta que esta mañana puedan ser rescatados.


Se trata de un militar de Jaca y de un guardia civil de Bilbao, de unos 30 años, que estaban haciendo una travesía por su cuenta. A la altura de la silla de Pastores de la estación de Astún tomaron dirección hacia Rioseta. Pero en la zona conocida como los Tubos, ya fuera del dominio esquiable, la gran cantidad de nieve obstaculizaba su avance.


A las 14.30 ellos mismos llamaron a la Guardia Civil, a través del cuartel de Canfranc, para que los guiara porque estaban en apuros. La nevada era intensa en ese momento y se veía agravaba por fuertes rachas de viento que en algún momento llegaron a superar los 100 kilómetros por hora. Posteriormente, el 112 alertó a la Guardia Civil de Montaña y más tarde el operativo se extendió al personal de la estación de Astún. En el mismo participaron cinco agentes de los grupos de montaña y cinco trabajadores del centro invernal.


Durante todo el tiempo se estuvo en contacto telefónico con ellos. Los intentos por llegar a su posición se vieron dificultados por las condiciones meteorológicas, y aunque el acercamiento se realizó por dos rutas distintas, se quedaron a 400 metros de donde marcaba el GPS de los esquiadores. La visibilidad era casi nula en medio de una ventisca "infernal", comentaron desde la estación de esquí. Entre las cinco y las ocho de la tarde cayeron en Astún unos 25 centímetros de nieve y, según la Agencia Estatal de Meteorología, el riesgo de avalanchas era fuerte (4 sobre una escala de 5).

Un vivac a 2.050 metros

En vista de todo ello y considerando que los dos militares, un teniente y un sargento, habían podido encontrar refugio, a las 20.30 la Guardia Civil tomó la decisión de posponer el rescate hasta hoy a las 7.00.


La zona donde permanecen está a 2.050 metros de altitud. "Dada la ventisca, la nula visibilidad y el riesgo de aludes era mucho más arriesgar seguir buscando por la noche, sobre todo sabiendo que se encuentran bien y a refugio en un vivac y que tienen algo de comida", comentaron fuentes del operativo de salvamento. Además, cuentan con preparación técnica y llevan material y ropa adecuados.


Para pasar la noche eligieron un recoveco y excavaron en la nieve una gruta donde guarecerse del viento y de las bajas temperaturas. Se seguía en contacto telefónico con ellos, aunque cuidando de hablar el tiempo justo para que no se les agotara la batería del móvil. El rescate se intentará realizar esta mañana con la unidad aérea de la Guardia Civil. Sin embargo, la previsión de viento dificulta el trabajo del helicóptero y probablemente tenga que hacerse el salvamento a pie.

Una intensa nevada

En Astún, como en el resto de estaciones del Pirineo, ayer estuvo nevando todo el día, aunque la borrasca se intensificó por la tarde. De hecho, el centro invernal del valle del Aragón abrió con 44 kilómetros esquiables y tuvo que cerrar algunas zonas porque el viento y la nieve acumulada comprometían la seguridad.


El anterior temporal de nieve, ocurrido hace tres semanas, se saldó con una víctima mortal, un esquiador vasco sepultado por una avalancha cuando se encontraba en una zona de la estación de Candanchú que había sido cerrada al público por las adversas condiciones meteorológicas.


El fallecido, de 39 años de edad, inició la marcha junto a otro compañero después de comer, cuando el tiempo no invitaba en absoluto a salir. Como indicó la propia Guardia Civil, además de encontrarse en una zona cerrada al paso de esquiadores, no llevaban los medios adecuados para poder localizarlos, en alusión a la falta del ARVA, dispositivo de emergencia que avisa de la posición exacta bajo la nieve. Su cuerpo sin vida fue localizado a 40 metros de donde se produjo la avalancha.