Del no rotundo a la marcha atrás

IU ha variado su mensaje para forjar un pacto presupuestario que ahora debe ratificar su militancia.

La posición de IU en la tramitación del presupuesto del Ayuntamiento de Zaragoza ha sufrido una acusada metamorfosis desde que el pasado 19 de diciembre sus concejales impidieran con su abstención la aprobación de las cuentas. Tras expresar un no rotundo, después de recibir el respaldo de un 72% de sus militantes en referéndum, iniciaron una modificación profunda de su discurso que les está llevando hasta el sí. Y lo han hecho pese a que las cuestiones de fondo que denunciaban hace solo unas semanas siguen ahí.


IU, durante estos días, ha tenido que conjugar tanto sus problemas internos como las presiones externas, sobre todo del tejido social. Estas se han visto acrecentadas después de que el PP forzara una prórroga en la negociación tras lograr la retirada del proyecto de presupuestos en el pleno.


Ante el vértigo de verse en un fuego cruzado en el seno de la izquierda, con PSOE y CHA como puntas de lanza y parte de las entidades sociales como acompañamiento, IU ha iniciado una acelerada transformación del discurso para justificar la marcha atrás. Si hace tres semanas había una quiebra de confianza casi irresoluble con los socialistas, ayer todo parecía resuelto. Y hoy la militancia de IU vuelve a votar en referéndum.


Como suele ocurrir en estos casos, los argumentos de conveniencia política se imponen sobre todos los demás. Ayer IU parecía haber olvidado los incumplimientos y todo eran facilidades. Y eso que el PSOE se ha negado a evidenciar los acuerdos extrapresupuestarios o a hacer gestos de calado antes de que la formación de izquierdas tome su decisión (como la adjudicación de las obras de reforma del antiguo colegio Luis Buñuel o de la Harinera).


Los socialistas se han limitado a aceptar las enmiendas de su socio de izquierdas y a plantear compromisos genéricos, como han hecho siempre. Y con el horizonte de unas elecciones en poco más de cuatro meses y con un presupuesto que se aprobará en marzo o abril de forma definitiva, las promesas tienen un valor relativo. Además, el PSOE se ha visto obligado garantizar el juego de equilibrios con CHA, grupo al que no puede hacer de menos porque también forma parte del pacto.


Al final será la militancia de IU la que decida. Pero tras lo visto en los últimos días, lo que hoy se constatará cuando se haga el recuento no será solo la opinión mayoritaria de los afiliados. Se determinará si la dirección de IU tiene controlada a su propia organización, para que admita su ?súbito cambio de criterio con los presupuestos de Zaragoza en 2015.