Un hongo en el tejado de madera obliga a cerrar parte del colegio de Vera

Los doce alumnos han sido agrupados en una sola aula por el riesgo de desplome.

El edificio del colegio fue construido hace más de 60 años.
Un hongo en el tejado de madera obliga a cerrar parte del colegio de Vera
Nora Bermejo

La docena de alumnos que acuden diariamente al colegio Gil Aznar de Vera de Moncayo han tenido que ser reagrupados en una sola aula debido a los problemas que tiene la cubierta del edificio. Hace unas semanas se detectó la presencia de un hongo en el tejado durante la realización de unas obras para solucionar unas goteras.


"Fue al desmontar parte del tejado para poner Onduline cuando nos dimos cuenta de que las vigas de madera estaban en muy malas condiciones y que había que desalojar a los niños cuanto antes, ya que se podía hundir en cualquier momento", recuerda la alcaldesa de Vera, Angelines Sánchez.


En un primer momento se pensó que el origen del problema eran las termitas. "El aspecto de la madera es bueno, pero al tocarla se deshace y se vuelve serrín. La arquitecta municipal la llevó a analizar y el resultado señala que es un hongo de la propia humedad, que casi mejor que la termita, ya que se ha extendido menos y con la termita hubiera sido peor", señala Sánchez.


El problema ya está en vías de solución, porque técnicos de la Consejería de Educación del Gobierno de Aragón acaban de visitar el colegio, que requiere una inversión urgente por valor de alrededor de 70.000 euros. "La próxima semana volverán los técnicos de la DGA para evaluar todo ya con la arquitecta municipal y revisar la memoria que se ha efectuado, pero nos han confirmado que se va a tramitar de urgencia para intentar solucionarlo cuanto antes, así que estoy contenta dentro de lo malo", indica.


Infantil y Primaria, juntos


El colegio pertenece al Centro Rural Agrupado (CRA) Bécquer y el inmueble en el que se ubica fue construido hace más de 60 años. El cierre parcial de la escuela ha obligado a que niños de muy diversas edades tengan que compartir clase, mezclando alumnos de Educación Infantil con Primaria, es decir, desde los 3 hasta los 12 años.


Desde antes de Navidad los niños pasan su jornada de estudio en un aula de pequeñas dimensiones. "De un día para otro tuvimos que trasladar material y mobiliario a la otra clase. Antes cada alumno tenía su espacio de trabajo, de lectura, de juego y ahora estamos en una clase mucho más reducida y los niños más pequeños se han quedado sin sitio de juego, porque además si juegan molestan a los mayores que necesitan concentración. Estamos aprovechando el espacio al máximo pero urge una solución rápida por el bienestar de los niños", reclama Elisa Ansó, profesora del centro.


Los responsables educativos están tratando de sobrellevar todo el asunto con cierta normalidad, pero la falta de espacio es un condicionante que exigen solucionar cuanto antes. Desde el Ayuntamiento esperan que en las próximas semanas comiencen los trabajos para recuperar la cubierta.