De las charlas con Bernabéu a los millones de un magnate chino

La adquisición del 20 % de las acciones del Atlético de Madrid por 45 millones de euros implica la primera entrada de una compañía china en el capital de uno de los grandes del fútbol europeo

Jesús Gil Marín, Wang Jianlin y Enrique Cerezo, sonrientes tras el acuerdo.
De las charlas con Bernabéu a los millones de un magnate chino
Jason Lee/Reuters

El pasado 21 de enero, el magnate chino Wang Jianlin, propietario del gigantesco conglomerado empresarial Wanda y considerado uno de los hombres más ricos del país asiático, adquirió el 20 % de las acciones del Atlético de Madrid por 45 millones de euros. El acuerdo implica la primera entrada de una compañía china en el capital de uno de los grandes del fútbol europeo e incluye la puesta en marcha por parte del Atlético de Madrid de una escuela de fútbol en China.


Wang, cuya fortuna está calculada en unos 25.000 millones de dólares (22.000 millones de euros), ya había realizado importantes inversiones en nuestro país. Una de las más llamativas es el edificio España situado al final de la Gran Vía madrileña, que adquirió al Banco de Santander por 265 millones de euros en 2014.


La irrupción en el accionariado de los clubes de fútbol de grandes fortunas extranjeras se ha convertido en un proceso imparable del que España había permanecido prácticamente ajena. Pero esta temporada esta capa impenetrable ha comenzado a ceder. El singapurense Peter Lim se ha hecho con el control del Valencia y Wang adquiere un papel preponderante en el Atlético. En Europa los casos más paradigmáticos son los del ruso Roman Abramovich en el Chelsea, del jeque árabe Mansour bin Zayed Al Nahyan en el Manchester City, del qatarí Nasser Al Khelaifi en el Paris Saint Germain, de la familia estadounidense Glazer en el Manchester United o del consorcio estadounidense New England Sports Ventures en el Liverpool. Unos cambios drásticos que han alterado radicalmente el funcionamiento de todas estas instituciones. Las entidades se han hiperprofesionalizado, constituyéndose en auténticas multinacionales con unas plantillas milenarias –y millonarias–.


Un panorama bien diferente al que se vivía desde los 60 hasta hace poco más de una década. El trato y la cotidianidad eran otras. "Este fútbol no tiene nada que ver con el mío", explica Darcy Silveira Canario, el extremo derecha de los Magníficos y campeón de Europa del legendario Real Madrid que construyó Santiago Bernabéu. "En mi época, tratábamos con Bernabéu a diario. Era un tipo campechano, muy directo. Hasta se concentraba con nosotros en El Escorial junto a su esposa. Y si teníamos que renovar el contrato, hablábamos directamente con él y con Raimundo Saporta, el tesorero. Eso hoy en día es impensable. Hoy mandan los empresarios", rememora.