Barones del PSOE se niegan a forjar un frente común con el PP para frenar a Podemos

Dirigentes de distintos territorios llaman a aprovechar cualquier oportunidad de desbancar a los populares del poder.

Pedro Sánchez, en julio junto al secretario general del PSOE valenciano, Ximo Puig.
Barones del PSOE se niegan a forjar un frente común con el PP para frenar a Podemos
Paco Campos/Efe

El enemigo es el PP, no Podemos. Ese fue el mensaje rotundo que transmitieron a Pedro Sánchez algunos de los pesos pesados del PSOE en el primer Comité Federal de su mandato como secretario general, el pasado 13 de septiembre. El hecho de que el nuevo líder dedicara buena parte de su intervención a desacreditar a la formación de Pablo Iglesias generó algunas inquietudes. Ahora, con las elecciones municipales y autonómicas a la vuelta de seis meses, son varios los dirigentes territoriales del partido que están dispuestos a llevar su premisa hasta las últimas consecuencias. Y advierten: "Si existe la posibilidad de que no gobierne el PP, hay que aprovecharla".


Esa es la tesis en las que se mueven el secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, el valenciano, Ximo Puig, o el extremeño, Guillermo Fernández Vara. Los dos primeros se enfrentan a un escenario inédito: por primera vez en veinte años, los populares ven peligrar claramente su mayoría absoluta en sus territorios, aunque la fragmentación del voto en la izquierda no dibuja un panorama de fácil gobernabilidad y algunas encuestas indican incluso que Podemos puede acabar desplazando al PSOE como segunda fuerza política en la Comunidad de Madrid.


Fernández Vara fue desbancado del Gobierno en 2011, tras 28 años de gobiernos socialistas, por la negativa rotunda de IU Extremadura a apoyar su investidura. De nada sirvieron los intentos de Cayo Lara y la dirección federal de su coalición para que no se allanara el camino al popular José Antonio Monago. En mayo las cosas pueden cambiar, pero es probable que el gobierno de la Junta quede a expensas de la decisión que tomen los de Iglesias. Y el expresidente autonómico ya ha dejado claro que no rechaza de antemano servirse de sus votos de forma activa (algo poco probable dadas las críticas de Podemos a los socialistas) o pasiva.


El principal partido de la oposición no ha definido una estrategia colectiva de cara a los posibles escenarios electorales, y puestos a hablar del tema, es fácil que surjan serias discrepancias internas ante lo incierto del futuro, pero lo que ya está claro es que los socialistas huyen del PP como del agua hirviendo.


Espantada


El más mínimo intento de aproximación del partido gubernamental tiene por respuesta la espantada. Y ayer volvió a visibilizarse. La defensa del PP y el PSOE como "grandes partidos" garantes de la estabilidad, realizada por el presidente Mariano Rajoy en su balance de fin de año, fue recibida con un bufido por el dirigente socialista de guardia durante este fin de semana navideño, el valenciano Ximo Puig.


"Ni ahora ni en el futuro habrá un gobierno de gran coalición porque lo que necesita este país es pasar página del PP", dijo el también secretario de Regeneración Democrática, por si acaso alguien había leído una invitación de Rajoy en ese sentido. Puig remarcó las enormes diferencias entre sus propuestas y las del Gobierno. "Estamos en contra de la reforma laboral, estamos en contra de la reforma fiscal y en contra de que se ataque a los trabajadores y se ataque a los pensionistas", argumentó. Igualarse con el PP conduce, cree el PSOE, a la debacle.


El dirigente socialista también se refirió al tema de la corrupción que, a su juicio "no abordó en profundidad" el presidente del Gobierno porque, según señaló, "él es problema de la corrupción porque él es el representante del partido que se ha financiado ilegalmente durante años y años".


Para Puig, "el hecho de que Rajoy no haya asumido ningún tipo de responsabilidad política en todos estos años hace evidente que él es el problema y no la solución a la corrupción y por eso es necesario pasar página al PP".