María José Martínez "Pasamos muchas horas encerrados, así que la gente es muy importante"

En estos momentos, quienes opten por dedicarse a la investigación "tenemos que estar muy dispuestos a viajar", señala María José Martínez. De todas formas, para ella "es bonito realizar la tesis doctoral en España. A mí personalmente me gusta la idea de tener una ‘raíz’ científica cerca de mis raíces emocionales. Para mí significa tener un sitio al que querer volver".

La investigadora María José Martínez, en su despacho de la Universidad de Tubinga (Alemania).
María José Martínez "Pasamos muchas horas encerrados, así que la gente es muy importante"

Fueron las ganas de viajar las que, inicialmente, empujaron a María José Martínez Pérez, experta en nanomateriales magnéticos, por la senda de la investigación. "Comencé pidiendo becas para asistir a conferencias o realizar estancias en el extranjero. Luego me fue gustando cada vez más el laboratorio". Lo primero que descubrió es que "en toda investigación se descubren cosas interesantes, sobre todo cuando las haces ‘tuyas’". Y aunque "pasamos muchas horas encerrados, en este tipo de sitios el ambiente suele ser muy bueno; la gente es muy importante". Reconoce que la influencia de sus tres hermanas, que se dedican a la investigación y la enseñanza, también se dejó notar en su vocación.


Su espíritu viajero va por buen camino, pues desde principios del año pasado trabaja como posdoc en la Universidad de Tubinga, en Alemania. Vive muy cerca de la Selva Negra, "es una zona preciosa aunque el sol escasea un poco". Cuenta con financiación de la fundación alemana Alexander von Humboldt, además de un pequeño proyecto de la universidad "que me ha permitido comprar mucho material". Anteriormente, pasó tres años como posdoc en un laboratorio de Pisa (Italia). "Científicamente hablando –comenta– me fue muy bien y también disfruté muchísimo de Italia. Aquí, en Alemania, tengo facilidades económicas y me encuentro muy a gusto".


Su tesis doctoral recibió el pasado septiembre uno de los tres premios otorgados por el Instituto Europeo de Magnetismo Molecular a tesis leídas en ese campo. Martínez se aproximó a él cuando, estudiando la carrera, comenzó a colaborar con el departamento de Física de la Materia Condensada. "Allí conocí a Fernando Luis, quien, junto con Javier Sesé, dirigieron mi tesis doctoral", señala. La tesis fue realizada en el Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (centro mixto de la Universidad de Zaragoza y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas), también con apoyo del Instituto de Nanociencia de Aragón (INA).


Ordenadores cuánticos


Su tesis pone un granito de arena más al desarrollo de ordenadores cuánticos. Se basó "en el estudio de las propiedades clásicas y cuánticas de nanopartículas y moléculas magnéticas". Para ello, "quisimos realizar medidas que fueran más allá de las permitidas por los equipos comerciales. En concreto, adaptamos un tipo particular de sensores superconductores denominados SQUID (siglas del inglés Superconducting Quantum Interference Device) para que fueran capaces de distinguir procesos físicos muy rápidos (que ocurren en microsegundos) y también muy lentos (centenares de segundos). Esto, unido a su enorme sensibilidad y a la posibilidad de trabajar a temperaturas cercanas al cero absoluto (unos -273 grados Celsius), nos dio acceso a una serie de fenómenos muy difíciles de observar". Gracias a esta instrumentación, pudieron identificar, por ejemplo, "distintas moléculas magnéticas (sintetizadas en el Instituto de Ciencia Molecular de Valencia) que podrían actuar como ‘qubit’ y ‘qugate’, es decir, como unidad de información y puerta lógica, respectivamente, de un futuro ordenador cuántico". En otra ocasión, lograron "combinar nuestros sensores con técnicas muy punteras de nanolitografía (gracias a la colaboración del Centro de Investigación en Nanociencia y Nanotecnología de Barcelona). Esto nos permitió detectar la minúscula señal producida por un ‘pequeño’ número de moléculas magnéticas de origen biológico (sintetizadas en el INA) con potencial para su aplicación en memorias magnéticas de alta densidad".


Durante su estancia en Italia se dedicó a un tema diferente: el estudio del transporte de calor en microciruitos superconductores. "Esta investigación nos llevó a demostrar propiedades de la corriente de calor bastante inesperadas, íntimamente relacionadas con el mundo cuántico", explica. Estos estudios "también podrían influir enormemente en el desarrollo de tecnología de la información cuántica, ya que el ruido térmico influye enormemente en estos dispositivos".


Y ahora, desde que está en Alemania, "he regresado un poco a los orígenes, combinando los microcircuitos superconductores con las nanopartículas magnéticas. Esperamos que esto nos permita observar más fenómenos ‘escondidos’ en el mundo nanoscópico", desea.


Volver


Le encantaría dedicarse a la investigación, "pero con un poco más de estabilidad". Italia, Alemania... Aunque viajar y vivir en el extranjero le estimulan, el objetivo de María José Martínez "es hacer ciencia en España, volver a Aragón; en este momento me parece difícil de realizar, pero espero que entre todos mejoremos las cosas". Y no le importaría "cambiar de tema, tal vez algo relacionado con las renovables y el medio ambiente sería bonito".