Deflación: ¿enemigo público?

Las corrientes de pensamiento económico imperantes en las últimas décadas han considerado la deflación como un enemigo al que daba miedo incluso mentar.

Las corrientes de pensamiento económico imperantes en las últimas décadas han considerado la deflación como un enemigo al que daba miedo incluso mentar, y es que, en el siglo XX, se asociaron los principales episodios deflacionistas con graves crisis económicas, como sucedió en EE. UU. durante la gran depresión o en Japón en los años noventa.


Sin embargo, la caída de los precios en la zona del euro (-0,2% en diciembre, según el dato preliminar), no parece alarmar a los inversores. Esto es así porque se debe en buena parte al abaratamiento del petróleo, que puede ser temporal como en 2009, y porque, para que el retroceso de los precios sea realmente peligroso, debe ser percibido como un fenómeno persistente. Entonces es más probable que se pospongan las decisiones de consumo e inversión y que aumenten las dificultades para pagar las deudas asumidas.


La traslación de la caída del precio del petróleo a otros bienes y servicios a lo largo de la cadena productiva hace muy probable que veamos el IPC en terreno negativo durante buena parte de 2015, pero son varios los factores que no nos hacen prever un largo periodo de caída de los precios ligado a una nueva recesión. En primer lugar, la mejoría económica y la reducción del desempleo que, aunque escasas, pueden permitir una ligera aceleración de los salarios y de la demanda interna. En segundo, el propio abaratamiento del petróleo, pues sirve de estímulo para economías importadoras de crudo como la nuestra. En tercero, la depreciación del euro, al encarecer los productos importados. Y, por último, las políticas expansivas del BCE, que se espera sean ampliadas y están dirigidas a acelerar los precios desde el frente monetario. Por todo ello, antes de preocuparnos por la deflación, no parece descabellado disfrutar de la revalorización de nuestros ahorros en términos reales y de una gasolina más barata.