De cómo crear un héroe (empresarial)

Al pensar en cómo fomentar el emprendimiento empresarial en Aragón conviene recordar las experiencias de algunos de los más famosos innovadores. ¿Cómo consiguieron el éxito?

Al pensar en cómo fomentar el emprendimiento empresarial en Aragón conviene recordar las experiencias de algunos de los más famosos innovadores. ¿Cómo consiguieron el éxito? La respuesta es que todos sufrieron numerosos fracasos antes de alcanzar su meta. Pero pudieron perseverar sin venirse abajo porque crecieron en una sociedad que no estigmatizaba a la gente por equivocarse en sus proyectos. Por ejemplo, el caso de Henry Ford, el creador del automóvil producido en serie; el primer auto se llamó Ford T porque antes tuvo 19 intentos fallidos (A, B…). O Thomas Edison, que realizó mil prototipos de la bombilla antes de obtener uno viable.


En el mundo anglosajón, la gente se ufana de sus fracasos porque saben que toda innovación es el resultado de una larga cadena de fracasos. Sin embargo, en España el fracaso no está bien visto.

Alguien que fracasa es tachado rápidamente de perdedor. Esa es una tara que dificulta que por estos lares surjan más emprendedores. Los gobiernos han intentado paliar esta carencia invirtiendo grandes cantidades de dinero público en parques científicos y de viveros empresariales. Es una buena idea, pero siempre insuficiente si el clima social no acompaña. La innovación viene de abajo (de la gente), no de arriba. Más útil sería que lanzasen iniciativas para dar mayor prestigio social a la innovación con campañas mediáticas y más educación.


España tiene un desafío: en vez de admirar y adular tanto a los futbolistas, los cantantes de rock o los actores, había que encumbrar a ese joven ingeniero que es capaz de poner en marcha un proyecto que cada año es capaz de doblar el número de sus empleados. Ese hombre o esa mujer sí es un héroe.