El desplome del petróleo da un "ligero respiro" a los bolsillos de empresas y consumidores

La caída de precios es evidente en los carburantes, pero aún se resiste en productos y servicios relacionados con el crudo

Una estación de servicio de Zaragoza muestra los precios de los carburantes esta semana.
El desplome del petróleo da un "ligero respiro" a los bolsillos de empresas y consumidores
Gillermo Mestre

Hay que echar la vista atrás más de cinco años para encontrar una cotización del petróleo tan baja como la actual. El precio del barril de Brent (de referencia en Europa) crudo se sitúa –a cierre del viernes– a 50,17 dólares tras una vertiginosa caída que parece no encontrar suelo desde aquellos 113 dólares por barril que había que pagar hace apenas siete meses.


Un desplome –nada menos que del 54%– que ya ha comenzado a dejarse sentir en los bolsillos de los ciudadanos –al menos de aquellos que cuentan con vehículo– y de las empresas –especialmente aquellas que utilizan esta materia prima o sus derivados para la fabricación de sus productos o la realización de su actividad–.


"Por fin", dicen organizaciones empresariales y de consumidores, la caída del precio del petróleo ha llegado a los surtidores. Los combustibles se han abaratado y su precio se ha colocado a niveles de 2010, aunque unos y otros lamentan que este descenso no ha sido ni tan rápido como hubiera sido deseable ni tan importante –porcentualmente hablando– como el sufrido por el ‘oro negro’.


"Sin duda lo notamos", asegura Jorge Serrano, presidente de Tradime (Asociación Empresarial de Transportes Discrecionales de Mercancías de Aragón), que asegura que el precio actual de los carburantes "es un balón de oxígeno" para los profesionales del sector. Matiza, sin embargo, que este alivio es "ligero" porque el transporte lleva tanto tiempo arrastrando la crisis que este ahorro está lejos de acercar a las empresas a la situación económica que gozaban hace años. Por eso asegura que, de momento, y salvo que continúen los descensos, las empresas no podrán repercutir estos ahorros a sus clientes.


Aunque Serrano reconoce que no había conocido un descenso tan brutal de las cotizaciones del crudo, lamenta que "siempre sucede lo mismo". Es decir: "cuando sube el petróleo, el aumento llega a los surtidores en apenas unas horas. Cuando baja, hay que esperar semanas para que se note al llenar el depósito".

Tarde para la siembra

Este desfase ha perjudicado a los agricultores, grandes consumidores del llamado gasóleo agrícola –de las mismas características que el gasóleo de automoción pero exento de determinados impuestos y, por lo tanto, más barato–.


Este combustible está diez céntimos más barato que a comienzos de 2014. Y el ahorro es significativo porque, como señala José Antonio Miguel, agricultor de UAGA, solo en la siembra, los secanos de Daroca (comarca a la que pertenece) consumen 60 litros de gasóleo por hectárea. El único inconveniente, lamenta, es que el abaratamiento de este insumo ha comenzado a hacerse evidente cuando todo el grano estaba ya en la tierra. Pese a todo, el sector agrario reconoce que la bajada de precios de los combustibles "se nota" y supone un ligero respiro. Critican, sin embargo, que no ha sucedido lo mismo con los precios de los abonos, "muy ligados también al precio del crudo" –destaca Miguel–, que lejos de reducir su coste "incluso se están encareciendo".


La industria productora responde a las críticas del sector primario. "Es tremendo que mucha gente se permita el lujo de hablar sobre cosas que desconoce", señala Vicente Hermosilla, representante del grupo DF en el que se integra la empresa Fertilizantes del Noreste, cuya sede central se sitúa en la localidad zaragozana de Calatayud.


Hermosilla insiste en que la materia prima usada para los fertilizantes es el gas, por lo que las fluctuaciones del petróleo poco tienen que ver con el coste de sus productos. Y explica: "Nosotros compramos en dólares la mayor parte de productos, con lo cual al final es el tipo de cambio de la moneda comunitaria (a la baja) lo que ha hecho subir el precio de los fertilizantes en enero".


Donde el impacto de las bajadas del precio de crudo puede ser más significativo es en aquellas empresas en las que los derivados del petróleo son la materia prima mayoritaria. Así sucede en Araven, firma aragonesa especializada en la fabricación de productos para la conservación y manipulación de alimentos, aunque sus representantes Javier Villanova y Sergio Nieto, que destacan que la rebaja del barril de Brent todavía es insuficiente para compensar las desorbitada subidas de años anteriores, pero reconocen que si la tendencia a la baja se mantiene "implicaría un ahorro en costes que, desde luego, puede repercutir en la competitividad de la empresa", dicen.


¿Y los consumidores en general?

Los consumidores no niegan que el efecto del abaratamiento del crudo ha llegado a los hogares, pero lamentan que, de momento, solo a aquellos que tienen vehículo o alimentan su calefacción con gasoil. "Espero que ahora el taxi decida bajar sus precios y lo haga también la empresa concesionaria de los autobuses públicos", señala José Ángel Oliván, presidente de la Unión de Consumidores de Aragón (UCA). Para Oliván no tiene sentido que la ministra pida a las aerolíneas y navieras que repercutan en sus precios la rebaja del combustible.


"Como si el problema de los ciudadanos fuera el precio del barco y el avión", dice el responsable de UCA, más partidario de que el Gobierno busque medidas para abaratar, por ejemplo, la luz o el transporte. En cualquier caso, advierte, el ligero respiro que tiene la economía doméstica no se traducirá en un mayor consumo. "Bastante tienen los ciudadanos con ahorrar y pagar deudas", dice.