Apuestas por el autoempleo

Tres turiasonenses han decidido arriesgarse y apostar por vivir y trabajar en su ciudad de siempre.

El medio rural también puede ser tierra de oportunidades. A menudo, los jóvenes de pequeños municipios y ciudades que se marchan a estudiar fuera ya no regresan a su lugar de origen. Pero esta tendencia a veces no se da. Hay quien encuentra en su pueblo la oportunidad laboral que difícilmente puede conseguir en una gran urbe. En el último año, tres turiasonenses han decidido arriesgarse y apostar por vivir y trabajar en la Tarazona que les vio crecer.


Es el caso del fisioterapeuta Héctor Salvador. Comenzó a ejercer su profesión en Zaragoza hasta que, hace justo un año, se lanzó a la aventura y abrió su propio gabinete en Tarazona. Allí realiza tratamientos de fisioterapia, además de sesiones de rehabilitación de lesiones o post-quirúrgica. "También hacemos una labor de prevención con clases y cursos de pilates para gente con problemas de espalda, con hernias lumbares, cervicales, problemas ciáticos", explica.


"La idea surgió casi por necesidad, durante estos años estuve trabajando en Zaragoza, pero decidí hacer una fisioterapia más mía, llevando el trabajo a mi terreno porque no me gustaba la forma de trabajar de otros sitios", comenta. Esa "necesidad de querer hacer un trabajo mejor" le hizo volver a Tarazona. "Cuando estudié en Zaragoza –continúa- me gustaba la vida allí, pero una vez comienzas a trabajar ya no es lo mismo. El ritmo de la ciudad no es para mí. Decidí volver al cobijo de mis padres y jugármela aquí", añade.


Y el balance no puede ser más positivo porque hay días en los que le faltan horas para atender a todos los clientes que pasan por sus manos. "Ha superado mis expectativas ampliamente", reconoce satisfecho. En un año calcula que ha dado 1.500 sesiones de fisioterapia. Para ello trabaja de diez a doce horas diarias.


De su misma generación es Sergio González, el primer entrenador personal certificado que ofrece sus novedosos servicios en Tarazona. En concreto, sesiones dirigidas por él al cien por cien y adaptadas a los objetivos de cada cliente. "Sobre todo para personas que buscan mejorar su estado físico por cuestiones de salud, bienestar, pérdida de peso, tonificación, para evitar lesiones o potenciar algún deporte", explica.


Así, es posible contratar entrenamientos personales, en pareja o en grupos reducidos de tres a cinco personas. Incluso entrenamiento a domicilio. A pesar de su juventud, González pone a disposición de sus clientes una amplia experiencia adquirida en Zaragoza y Madrid. "Quiero llegar a traer a Tarazona toda esa profesionalidad que hay en otras ciudades", comenta. En su caso, tuvo claro que volvería a su ciudad para vivir y trabajar. Para ello, el apoyo familiar fue fundamental, especialmente en lo económico.


El caso de Irene Alejaldre es distinto. Esta joven esteticista decidió emprender con su propio negocio tras haber trabajado en otro centro de estética de Tarazona. "Después de muchos años, por la crisis, me tuvieron que despedir y empecé a buscar trabajo. Al no encontrar nada, me planteé montar mi propio centro", relata. Y dicho y hecho. Solicitó el pago único del paro y hace apenas cuatro meses abrió Estética Ares, un centro "en el que te puedes relajar, hacerte la depilación láser, tratamientos faciales y corporales", todo enfocado al bienestar y la relajación. A diferencia de otros gabinetes de estética, este ofrece también un servicio de tatuajes.


A la hora de lanzarse a esta aventura contó con la ayuda de familiares y amigos, y fue fundamental el apoyo recibido por parte de quienes ahora son sus clientes. "Estoy muy contenta y agradecida con la gente porque he podido seguir adelante, la experiencia está siendo muy positiva", sentencia la joven.