​Duelo de esloras

La pugna por la hegemonía del comercio marítimo desata una batalla por el tamaño de los buques. China acaba de dar un golpe sobre la mesa al botar el carguero más grande.

El 'CSLS' chino es ejemplo de la nueva generación de portacontenedores. El puente de mando se ha adelantado para que la carga estibada en proa no reste visibilidad.
​Duelo de esloras
E. C.

Antes de que la geopolítica se hubiese siquiera inventado, los antiguos ya sabían de la importancia de tener una buena flota. El poderío de todas las grandes potencias que en el mundo han sido ha descansado en una armada capaz de imponer su control en el mar. "Quien domina el mar, domina el mundo", teorizó a principios del siglo pasado el almirante estadounidense Alfred T. Mahan, ideólogo del vasto programa de expansión que hizo de la flota de combate de EE.UU. la más poderosa del planeta.


Las grandes navieras que se disputan la hegemonía del comercio marítimo mundial no batallan a cañonazos sino a base de ajustar el precio de los fletes. La regla de oro es que cuanto mayor sea un buque, menor es el coste del transporte. Es lo que se conoce como economía de escala, que viene a ser la ley de la divina proporción de nuestra época. En aplicación de ese principio, las principales compañías del sector se han embarcado en una guerra incruenta que en unos pocos años ha llenado los mares de los buques de carga más grandes que se hayan construido jamás.


El último en ver la luz ha sido el ‘CSCL Globe’, un portacontenedores fletado por China Shipping Container Lines (CSCL) que fue botado en Corea del Sur hace unos meses y que tiene previsto llegar el próximo miércoles al puerto británico de Felixtowe en su primer viaje entre China y Europa. El ‘Globe’ tiene una eslora de 400 metros, el equivalente a cuatro campos de fútbol, y desplaza 187.500 toneladas. Para hacerse una idea, el que fuera buque insignia de la Armada española, el ya desaparecido portaaviones ‘Príncipe de Asturias’, medía 195,9 metros, la mitad, y pesaba 13.400 toneladas, catorce veces menos.


Más allá de sus colosales dimensiones, lo que de verdad llama la atención de la nueva joya de la naviera china es su capacidad de carga: en sus bodegas y cubiertas caben nada menos que 19.100 contenedores, una cifra que marea y a la que el profano solo es capaz de dar cierto sentido cuando le dicen que todos esos recipientes colocados uno detrás de otro cubrirían una distancia de 117 kilómetros. Si en vez de contenedores llevase coches, entrarían 37.400, el parque móvil al completo de cualquier población mediana.


El ‘Globe’ ha sido la respuesta de CSCL a la naviera danesa Maersk Line, hasta ahora a la cabeza del tráfico internacional de mercancías, que recientemente encargó nada menos que veinte buques de similares dimensiones a un astillero surcoreano para consolidar su posición hegemónica. Cada barco está valorado en 136 millones de euros y este mismo mes está prevista la entrega del que hará el número catorce del pedido, llamado ‘Munkebo Maersk’. Los otros trece megabarcos daneses que ya navegan tienen las mismas dimensiones que el ‘Globe’: 400 metros de eslora y 60 de manga. La única diferencia es que su calado es algo inferior, lo que hace que su capacidad se quede en 18.000 contenedores en lugar de los 19.000 del buque chino.


La nueva generación de portacontenedores está cambiando las reglas del transporte marítimo. Lejos quedan los tiempos en que los cargueros que podían estibar 10.000 contenedores eran los reyes de los mares. Al duplicarse la capacidad de carga, los costes se han abaratado hasta el punto de que el alquiler de un contenedor para llevar mercancía de China a un puerto europeo sale por unos 2.200 euros. Teniendo en cuenta que un ‘container’ tiene una capacidad de carga de 33 metros cúbicos, el transporte por barco es con diferencia el que ofrece precios más competitivos. Tanto es así que el bacalao escocés, por ejemplo, es enviado a China para ser fileteado y transportado de vuelta a su lugar de origen para ser envasado antes de su comercialización.


Es posible que muchos de los regalos que dejen la semana que viene los Reyes en nuestros hogares hayan viajado en las bodegas de un carguero. Se calcula que el 90% de las mercancías manufacturadas son transportadas en algunos de los 20 millones de contenedores que dan continuamente la vuelta al mundo a bordo de 6.000 buques. La batalla entre las navieras para acaparar ese mercado se presenta más abierta que nunca: de momento la china CSCL ha formalizado el encargo de otros cuatro gemelos del ‘Globe’. Un duelo de esloras en toda regla.