"En España debemos adecuar la oferta de médicos a la demanda"

Fco. Javier Castillo I decano de la facultad de medicina de zaragoza I La marcha de profesionales médicos y la falta de profesores son sus mayores inquietudes

Como médico (Castillo es jefe de sección de Microbiología del hospital Clínico de Zaragoza, además de decano de Medicina), ¿está usted preocupado por la emigración de profesionales españoles a otros países?

Sí. Porque estamos actuando como generadores de conocimiento para que luego sea utilizado y se rentabilice en países que son más ricos que nosotros. Lo que es el colmo de la generosidad, por no decir de la tontería. No tiene ningún sentido. Aunque, por otra parte, si las dificultades que se presentan en España para acceder al mercado de trabajo y las condiciones laborales que te ofrecen se contrastan con lo que te plantean en otros países, donde te abren las puertas de par en par y te presentan mejores condiciones en todos los niveles (desde salario, a promoción profesional o a conciliación de la vida familiar), no te lo piensas y te vas. Hay que tener en cuenta además que ahora los estudiantes llegan a las facultades con un nivel de inglés importante y que están mejor preparados para integrarse en otras culturas o aprender otros idiomas. Cada vez hay menos barreras y lo que antes era impensable, ahora es moneda corriente y no es inusual que acaben trabajando en Alemania, Suecia o Francia.


¿Es una tendencia al alza?

Sí. Durante un tiempo, los númerus clausus (número limitado de plazas para acceder a una facultad o escuela) consiguieron que la cifra de estudiantes que acababa medicina y el de plazas MIR que salían para especialización estuviera más o menos ajustada. Ahora hemos aumentado los númerus clausus y hemos pasado de 28 facultades de Medicina a 40. Al año salen 7.000 médicos en España, pero no llegan a 5.000 las plazas para especialización. Lo que significa que, de entrada, hay alrededor de 2.000 personas que anualmente acaban el grado y no pueden especializarse.


Con lo que su futuro se vuelve muy negro.

Medicina es una carrera larga y costosa que si cuando la acabas no puedes dedicarte a la actividad asistencial no tienes salida, no hay otras opciones. Un abogado o un economista, si no pueden ejercer como tales, pueden llevar la contabilidad de una empresa o dedicarse a la asesoría, pero un médico no. Es más, el graduado en Medicina que no se especializa no puede ejercer. Por lo que si a esos 2.000 que no pueden hacer la especialización en España se les ofrece la posibilidad de hacerlo en otro país, lo normal es que se vayan y que ya se queden allí.


Es lógico, si además sospechan que en España no van a encontrar trabajo...

Claro. Porque por otro lado, el nivel de contratación en nuestro país ha disminuido con respecto a lo que era tradicional. Por tanto, nos encontramos con que una persona que se ha esforzado mucho, que ha dedicado diez u once años de su vida a formarse, cuando acaba no tiene trabajo o lo que le ofrecen es tan precario que en cuanto tiene posibilidad se va. Esto se está viendo con gran preocupación. Es parecido a lo que está ocurriendo con los investigadores, que tienen que irse porque aquí no hay becas ni se les ofrecen salidas. Y esto lo pagaremos: dentro de unos años veremos las consecuencias.


¿Qué puede hacerse?

Hay que limitar el número de facultades y hay que adecuar una carrera tan larga, compleja y cara como es Medicina al número de profesionales que luego formas como especialistas y a lo que el sistema necesita. Hay que ajustar la oferta a la demanda. Sobre todo porque estamos creando una bolsa de gente muy bien cualificada, que nos ha costado mucho formar, generalmente con dinero público, y que luego no tiene salida o se debe ir a otros países para trabajar. Y habrá que mejorar también la capacidad del sistema para absorber a esos profesionales.


¿A qué se refiere?

A que habría que analizar el porqué, muchas veces, a plazas que se ofertan se presentan muy pocos candidatos. Debería analizarse la razón por lo que ocurre esto y ver en qué situaciones y con qué condiciones se están ofreciendo esos puestos de trabajo. En España no faltan profesionales médicos; lo que falta, a veces, son condiciones atractivas de contratación para esos profesionales. Lo que no tenemos en cuenta es que el contratador debe tener contento a su empleado, sobre todo si es un profesional cualificado que cuesta encontrar. Debe cuidarlo.

"El problema de Medicina es la falta de profesores"

"El mayor problema al que se enfrenta Medicina es la falta de profesores", afirma rotundo Javier Castillo, decano de esta facultad de la Universidad de Zaragoza. La situación no es nueva, pero se está agravando y puede ir a peor si no se encuentra pronto una solución: "Lo que hagamos ahora lo pagaremos a largo plazo –dice Castillo–. Podría parecer que la dificultad no es tanta, pero los recambios en el profesorado de Medicina no son automáticos. Para que un profesional pueda acceder a una plaza de profesor permanente ha tenido que dar clases, investigar, publicar... Y eso no se improvisa".


La queja se viene escuchando hace meses y no es baladí: la peculiaridad de la facultad de Medicina por la necesidad de que parte importante de sus profesores sean profesionales médicos en activo convierte el asunto en prioritario.


Por explicarlo de manera sencilla: el profesorado permanente de la facultad (tanto profesores titulares como catedráticos) son de dos tipos: con plaza vinculada (dan asignaturas clínicas y precisan tener actividad asistencial) y sin plaza vinculada (porque para las asignaturas que imparten no se precisa estar en activo). El grave problema se da en el grupo de los profesores con plaza vinculada. En este momento hay 48 en toda la facultad, de un total de 87. Su número se ha reducido casi en un 50% en los últimos 7 años y sigue descendiendo, hasta el punto de que faltan ya en varias asignaturas: endrocrinología, neurología, psiquiatría y medicina de familia son algunas de las que cita Castillo.

A esta situación se ha llegado por la "escasísima renovación" de profesores que se está permitiendo en los últimos años en la Universidad por las medidas de austeridad dictadas por Madrid, que fijan en el 10% la tasa de reposición de los empleados públicos que se jubilan.


A ello se ha añadido la dificultad para que profesionales sanitarios puedan acreditarse para dedicarse a la docencia. Aneca (la agencia que evalúa la calidad de las universidades españolas) ha utilizado hasta ahora para estos docentes los mismos criterios que para el resto de profesores, sin contemplar méritos derivados de su dedicación asistencial. Castillo explica que para solventar la falta de docentes permanentes, en los últimos dos años se había echado mano de profesores asociados de Ciencias de la Salud, que son médicos que reciben en los centros sanitarios a estudiantes y les dan prácticas tuteladas. A este colectivo se le permitió, como medida excepcional, dar treinta horas al año de docencia en la facultad, pero parece que esta puerta puede cerrarse también ya que la ley de incompatibilidades no lo permite.