Dos vándalos se cuelan en El Caracol y rompen la cúpula de cristal con un ladrillo

No les importó que fuera la madrugada más gélida del año que hoy termina. Ni siquiera tener que moverse a una veintena de metros de altura.Con lo que no contaban es con que un guardia de seguridad iba a reventarles la ‘gracia’.Si es que así puede llamarse a la temeraria incursión nocturna que ayer protagonizaron dos vándalos en el Centro Comercial Independencia, más conocido como El Caracol. Y no es que anduvieran buscando la forma de saquear alguna de las tiendas, ya que lo único que pretendían era fracturar la característica cúpula acristalada del edificio. Lo que finalmente lograron.

Según informó ayer la Policía Nacional, fue sobre las 5.30 cuando el vigilante nocturno del centro llamó a la centralita del 091 para comunicar que había recibido la inesperada visita de un par de vándalos.

Al parecer, estos lograron colarse en el complejo comercial a través de una de las escaleras de emergencia. Y, una vez dentro, no se les ocurrió otra cosa que encaramarse a la parte más alta para lanzar un ladrillo sobre los cristales de la cubierta. Lo hicieron con tal fuerza que una de las láminas acabó quebrándose. El impacto del adoquín y el ruido que hicieron los fragmentos de vidrio al precipitarse contra el suelo pusieron en alerta al vigilante, que se llevó un tremendo susto pero tuvo reflejos suficientes para salir corriendo y dar alcance a uno los jóvenes, al que retuvo hasta que llegó la Policía.

Aunque uno de los vándalos consiguió darse a la fuga, los agentes también supieron más tarde de su identidad. En principio, ninguno de los dos fue enviado al calabozo, pero ambos fueron identificados a la espera de saber a cuánto ascienden los daños causados en la cúpula del Caracol. Porque si como parece probable estos superan los 400 euros, se abrirán diligencias penales contra ellos como presuntos autores de un delito de daños.

Tras identificar a los responsables de esta temeraria acción, el 091 se puso en contacto con los Bomberos para que inspeccionaran la estructura de la cubierta y se aseguraran de que no había ninguna otra lámina de cristal dañada. Porque el centro comercial abría pocas horas después y había que descartar cualquier riesgo.Finalmente, se confirmó que no había más daños, por lo que bastó con avisar a los cristaleros para que repararan los desperfectos. Lo que hicieron a primera hora de la mañana.