Hallado en el Canal el cadáver de un jubilado desaparecido hace tres semanas
El cuerpo sin vida fue encontrado por un hombre que paseaba por la zona. Se desconocen las causas por las que falleció, aunque no presentaba signos de violencia
El aviso a Policía Nacional lo dio un vecino que paseaba por la margen derecha del Canal sobre las 10.50. Inmediatamente se desplazaron hasta el lugar de los hechos los agentes, junto a miembros de la Judicial, así como de Policía Local y Bomberos del Ayuntamiento de Zaragoza. Una dotación de buceadores, formada por cuatro personas, fueron los encargados de sacar el cuerpo del agua.
Según detallaron algunos de los agentes que se desplazaron hasta el lugar donde fue encontrado el cadáver, el hombre estaba vestido y tenía la cara llena de barro. El cuerpo estaba muy accesible, por lo que los bomberos ni siquiera tuvieron que sumergirse.
Al parecer, todo apunta a que puede tratarse del cuerpo de Alfredo Campillo Calvo, de 65 años, y que, según podía leerse en carteles que la familia había colgado cerca del lugar donde residía, en la avenida de Gómez Laguna, iba sin documentación. "Si lo ven, llamen por favor. Es una persona muy querida", decía el cartel en el que habían colgado una fotografía reciente del jubilado.
La Policía Nacional comprobó que el hombre encontrado en el Canal Imperial llevaba la misma ropa que la familia había dicho al denunciar su desaparición. De hecho, en el cartel que se colgó por la zona de la Universidad se advirtió que no llevaba documentación encima cuando se le perdió de vista a principios de mes.
El equipo de buceadores de los Bomberos ya había salido en las últimas tres semanas en búsqueda del desaparecido por los ríos y el Canal Imperial en Zaragoza, pero sin conseguir localizarlo.
"Los ahogados suelen salir a flote con el paso de los días una vez que caen al curso del agua. Puede coincidir con la descomposición de los órganos del cuerpo, que se hincha", explicaron ayer fuentes de los Bomberos.
Dos voluntarios de la Hermandad de la Sangre de Cristo recogieron el cadáver una vez que se produjo el levantamiento del mismo por el juzgado de guardia y lo trasladaron a la sede del IMLA en el barrio de San Gregorio.
El mes pasado se produjo un hecho similar cuando se encontró el cadáver de Seveldino Gargallo Solsona, de 81 años, quien había desaparecido en el barrio de la Almozara dos semanas antes y fue encontrado en el río Ebro, a la altura de la presa de Pina de Ebro.
La identificación fue complicada, ya que no portaba ninguna documentación, el cuerpo se encontró en un estado de descomposición avanzado a la altura de la presa de Pina de Ebro y el único elemento que llevaba encima era un tique de un supermercado del barrio de la Almozara.
La fórmula empleada para la identificación fue sacar las huellas dactilares del fallecido con la colaboración de la Guardia Civil y los forenses. La dificultad que entraña esta prueba es cuando el cuerpo está bajo el agua.
