Flamenco puro

La bailaora Amor Sánchez abre una escuela en Zaragoza donde enseña este arte exigente y sacrificado.

Berta Pié, Oliver Haldon y La Tate Flamenco, junto a sus diseños.
Flamenco puro
Oliver Duch

El flamenco de calidad ya cuenta con el escenario que probablemente faltaba en Zaragoza. Centro de Arte Amor Sánchez se llama (paseo de la Constitución, 28) y ayer se abrieron sus puertas para hacerlo visible a los zaragozanos. Apenas lleva un mes funcionando y ya cuenta con 200 alumnos, así que Amor Sánchez, directora de la escuela y bailaora profesional estaba muy contenta. "En Zaragoza hay bastante afición –comentaba–, yo participo en muchos espectáculos y se llenan, pero lo que quiere la gente es aprender flamenco puro, el de verdad".


Amor no se presentó sola en esta cita. La Tate Flamenco mostraba sus diseños para el escenario, la calle e incluso para practicar pádel. Su ropa flamenca de vanguardia causó sensación: la combinación de tejidos y texturas; las propuestas más coloristas y arriesgadas; las piezas únicas… "También tengo ropa más normal, pero a mí la gente me busca para que le ofrezca algo especial", aseguraba esta oscense que no tiene muy claro el origen de su flechazo por el flamenco. "Fue una llamada que sentí dentro y en Madrid y en Andalucía encontré las respuestas". Echándole una mano durante toda la tarde estuvo el guitarrista profesional Oliver Haldón y vistiendo uno de sus diseños se presentó la campeona de pádel de Aragón, Berta Pié. Eso sí, para la ocasión no lució uno de los modelos deportivos, pero los utiliza habitualmente. "Además de muy cómodos vas a la última y llaman poderosamente la atención", decía.


A media tarde ya habían llegado al centro muchos invitados que fueron entreteniendo la espera con finos, rebujitos y curados del sur. Hasta que Amor Sánchez hizo la señal oportuna a sus músicos y se hizo corro para contemplar a los artistas. Sus compañeros de Puro FLMKO Josué Barrés, Jesús Tejero ‘Harry’ y José Barrés afinaron la voz y la guitarra y el espectáculo no se hizo esperar más.


Lo del flamenco de calidad enseguida quedó en evidencia. La música y el baile se fusionaron de tal manera que nadie quedó indiferente. Con su cuerpo, Amor dibujó figuras imposibles intentando seguir el ritmo de la guitarra y el cante. Sus 25 años de andadura profesional enseguida salieron a la luz contagiando al personal con su arte.


Atentamente observaban el espectáculo Teresa Muñío y José Peyrona, integrantes del grupo Rock Station. Lo suyo es el homenaje a Sabina y a grupos como Fito y los Fitipaldis, pero como el resto de los invitados reconocieron que allí había mucho talento. Tras la primera actuación, Amor se tomó cerca de una hora de descanso antes de volver a repetir el espectáculo. "Es un baile muy técnico, que exige una gran capacidad de sacrificio –decía–, algo que en Zaragoza no falta y por eso creo que gusta tanto".