"La buena arquitectura no tiene fórmulas pero sale del interior"

Heliodoro Dols recibe el premio especial de la cátedra "por su larga y fructífera trayectoria profesional"

Heliodoro Dols.
"La buena arquitectura no tiene fórmulas pero sale del interior"

Nacido en Valencia en 1933, Heliodoro Dols ha desarrollado la mayor parte de su carrera en Aragón. Suyos son, por ejemplo, edificios como el colegio mayor Peñalba en Zaragoza, los juzgados de Boltaña, la restauración de la fachada de la basílica zaragozana de Santa Engracia o, como proyecto emblemático, el santuario de Torreciudad. El jurado del Trofeo Magdalena acordó ayer, por unanimidad, concederle el Diploma al Mérito en la Arquitectura por "su larga y fructífera trayectoria profesional" y "como representante del organicismo español y autor de señalados edificios dentro y fuera de Aragón".


Heliodoro Dols se mostraba ayer enormemente agradecido al jurado, porque "todo el mundo suele pensar en sí mismo, y recibir un premio supone que los demás han pensado en ti".


El arquitecto no tiene claro si Torreciudad, su trabajo más conocido, es del que se siente más satisfecho. ¿Cambiaría algo hoy en día? "Cualquiera sabe. Lo primero sería preguntarle a los propietarios: “¿Queréis eso?”. La buena arquitectura no tiene fórmulas fijas pero siempre sale del interior. Pero lo básico es lo que quiere el propietario. En Torreciudad siempre veo lo primero aquello que hice mal o que creo que hice mal. Era un proyecto que se fue definiendo un poco sobre la marcha porque me fueron pidiendo que añadiera y quitara cosas. Por eso no es un edificio unitario".


Responsable también, junto a otros compañeros, de la urbanización de algunas importantes plazas zaragozanas, como la de San Bruno, pide cuidados para ellas. "Los arquitectos intentamos siempre hacerlas lo mejor posible, pero de nada sirve si el propietario no acomete el necesario mantenimiento. Yo estoy satisfecho de todos mis proyectos, algunos son grandes, otros son más pequeños, pero en todas las cosas que he hecho en mi vida he puesto siempre un gran cariño. Esa es una de las claves de mi arquitectura".


La otra es la funcionalidad. "Es muy difícil juzgar la obra de un compañero porque uno, desde fuera, desconoce los condicionantes que ha tenido. Pero lo importante en un edificio es su funcionalidad, que satisfaga los deseos del propietario", concluyó.