El vaso medio lleno o medio vacío. De nuevo, el discurso, la relevancia de las palabras, del mensaje. Porque mientras el Gobierno de España jura y perjura que el próximo año cumplirá con el objetivo de déficit del 4,2%, con el sacrosanto Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), Bruselas insiste en manifestar bastantes dudas al respecto, que con las reformas recogidas en el proyecto de presupuestos de 2015, el déficit se quedará en el 4,6%. Un desfase de en torno a 4.000 millones. Ambos están de acuerdo en que el 4,2% es innegociable. El debate, de nuevo, es cómo se cumplirá la letra pequeña.

Ayer, el ministro de Economía, Luis de Guindos, reiteró ante sus colegas comunitarios –Eurogrupo– que "estamos absolutamente comprometidos" con el objetivo de déficit y que ese 4,2% "se cumplirá perfectamente con lo que hay" sin tener que adoptar recortes adicionales. El motivo de esta discrepancia se halla en las proyecciones de crecimiento de una y otra institución. "Nosotros creemos que creceremos al 2% y Bruselas, al 1,7%. Esta diferencia, vía estabilizadores automáticos, se traducirá en una caída del déficit", matizó.

Europa, por su parte, pide "implementar las medidas necesarias para asegurar que se cumple con el PEC". En concreto, habla de "medidas eficaces", un eufemismo lo suficientemente moldeable para poder ser vendido políticamente por ambas partes. Bruselas mantiene su imagen inflexible y España logra trasladar un mensaje de firmeza a menos de un año de las elecciones.

"Hace un año estábamos igual. La realidad es que estamos cumpliendo y estamos contribuyendo con crecimiento a la zona del euro. Hay una nueva discusión, se habla de reformas estructurales... Hace tres años, España era el peor alumno de la clase y ahora somos la potencia que más crece gracias a las reformas ambiciosas que estamos acometiendo, como también destacan las conclusiones del Eurogrupo", se felicitó De Guindos.Las dudas de Bruselas

El consejo de ministros de Finanzas de los 18 países de la moneda única, presidido por Jeröen Dijsselbloem, se reunió de forma extraordinaria en Bruselas para analizar el reciente dictamen de la Comisión Europea valorando los proyectos de presupuesto para 2015 presentados por 16 de los 18 países del euro –Grecia y Chipre no pasan este trámite al estar bajo un programa de rescate–. Solo cinco Estados se salvan de la quema y aprueban con holgura (Alemania, Irlanda, Luxemburgo, Holanda y Eslovaquia). El resto, con más o menos matices, tienen deberes pendientes. España, como remarcó De Guindos, "no es el peor alumno de la clase", pero sigue en el grupo de los rezagados.

Respecto a España, la Comisión concluyó que tiene "dudas" de que el déficit vaya a cumplirse. Según sus técnicos, no bajará del 4,6%. ¿Pero de qué duda Bruselas? "Eso debería preguntárselo a la Comisión", respondió el ministro a preguntas de este medio. Sus dudas proceden de dos ámbitos: de las comunidades autónomas y de la reforma fiscal impulsada por Rajoy, que provocará un agujero de 9.000 millones en la recaudación del IRPF una vez entre en vigor la rebaja tributaria en enero.

Aunque las conclusiones del Eurogrupo no hablan de "medidas adicionales" para España, sí lo hizo su presidente. "Si el resultado es que algunas de las medidas no son tan eficaces como se esperaba entonces quizás sean necesarias medidas adicionales", explicó Dijsselbloem. Por su parte, el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, admitió "diferencias" con Madrid sobre la evaluación de su presupuesto. "No es absolutamente anormal porque nosotros somos muy cautos y cuidadosos tanto en las previsiones macroeconómicas como en el impacto de las reformas estructurales", matizó.