ESPACIOS PÚBLICOS

Zaragoza, ¿una ciudad femenina?

El transporte influye mucho en el uso tan diferente que hombres y mujeres hacen de las ciudades.

El tranvía es un medio de transporte 'masculino', pensado para hacer desplazamientos lineales.
Zaragoza, ¿una ciudad femenina?
HERALDO

Beatriz Martínez se acerca al colegio a llevar a su hijo. Antes de entrar a trabajar pasa por la tintorería en su barrio en la Bombarda, coge un autobús y llega a su oficina, en el paseo de la Independencia. Sale a las cuatro, compra en la tienda más cercana un par de cosas, coge el autobús y se acerca al colegio a recoger a sus hijos. Con ellos se acerca al parque de la Sedetania, situado a veinte minutos andando de su domicilio. A las siete vuelven a casa.

Este plan diario, de carreras para coger el autobús y caminatas para poder disfrutar del tiempo de ocio es consecuencia directa de vivir en una ciudad, Zaragoza, cuyo urbanismo, al igual que ocurre en el resto de España, ha sido durante muchos años pensado y organizado por hombres.

Urbes donde la mayoría de los servicios (grandes centros comerciales, hospitales...) están ubicados en emplazamientos donde siempre hace falta desplazarse en coche. Lugares donde los recorridos están pensados en línea recta, del trabajo a casa, sin pensar que la mayoría de los desplazamientos son poligonales, es decir, incluyen 'paradas' para llevar a los hijos al colegio o hacer la compra básica.

Acabar con este concepto 'masculino' de ciudad y crear espacios públicos en equidad, que permitan una mayor calidad de vida para hombres y mujeres, fue el eje de las jornadas que se celebraron en Zaragoza.

"Históricamente, las ciudades han sido planificadas por personas que se mueven en coche, políticos, técnicos municipales y otros profesionales que van de parquin a parquin y tiro por que me toca. El resultado es una ciudad que se olvida de tres cuartas partes de sus ciudadanos. En concreto, de los niños que no tienen carné, de los abuelos que ya no lo usan o de las mujeres que tienen que coger el transporte público porque normalmente en casa solo hay un coche. Son ciudades poco 'femeninas' porque no existe el concepto de proximidad que facilita la vida diaria", matiza la arquitecta Pilar de Bustos.

De Bustos insiste en que la solución no pasa por hacer ciudades para mujeres, sino de hacer ciudades "más habitables y humanas para el hombre y la mujer". Una opinión que comparte el presidente de la Asociación de Hombres para la Igualdad, José María Galdo, quien parte de la premisa inicial de que los espacios públicos en una ciudad no son neutros, sino que "responden a una concepción e intereses determinados que no se dan siempre en igualdad de condiciones".

Una urbe del siglo XXI

En el caso de Zaragoza, Galdo considera que, aunque "hay cosas que son mejorables, se ha apostado por una ciudad del siglo XXI en la que prima el desarrollo sostenible, el medio ambiente y la recuperación del casco histórico". Y pone como ejemplos proyectos urbanísticos como Valdespartera, Parque Goya o la iniciativa 'Estonoesunsolar'.

Según estos expertos, la capital aragonesa quiere convertirse en una ciudad "más femenina", donde sus vecinos puedan comprar, pasear, acudir al médico, llevar a los niños al colegio y jugar con ellos en el parque de su barrio.

"Todavía queda mucho por hacer, pero en los nuevos barrios que están surgiendo se está intentando huir de ese concepto anticuado de centro de la ciudad y periferia. Un escenario donde hay un único lugar que articula los servicios y luego otros barrios dormitorios, donde la gente no hace vida, sino que se limita a dormir", apunta Galdo.

Para Galdo, Zaragoza "está en el camino" para convertirse en una ciudad donde se pueda vivir con calidad de vida. Pero matiza que "todavía hay que limar la aplicación de la perspectiva de género".

En este sentido, asegura que el uso que hacen de la ciudad los hombres y las mujeres es totalmente diferente. Así, en el caso de los varones, el coche condiciona su modo de entender la ciudad como un lugar con dos partes muy diferenciadas, donde se vive y donde se trabaja y a las que se llega utilizando este medio de transporte.

En el caso de las mujeres, la organización de la ciudad está basada en criterios de eficiencia. Tener un colegio cerca de casa, un parque próximo y todos los equipamientos primarios en su barrio, les permite ahorrar tiempo y mejorar su calidad de vida. "En caso contrario, a su jornada laboral y al trabajo del hogar se une el tiempo que pierde en desplazamientos", concluye Galdo.