Victoria Beckham se encuentra muy satisfecha consigo misma. Ahora que es una diseñadora de éxito parece que ha encontrado por fin su lugar en el mundo después de ser una 'Spice pija' o una 'Mujer de futbolista'. La británica cree que éste es uno de los mejores momentos de toda su vida.

«Por primera vez me siento como: 'Lo que ves es lo que hay'. sta de ahora soy yo, con un pelo más natural y con un modo más relajado a la hora de vestir», ha confesado a 'Allure'. Victoria, que ha anunciado que está esperando su cuarto hijo con David Beckham, cuenta que se siente «realmente contenta tanto en lo personal como en lo profesional».

Además, Victoria hace una revelación al magacine que puede sorprender a muchos: «No tengo miedo a envejecer», cuenta la ex Spice, «no tengo miedo porque envejeceré con el mejor hombre que he conocido en mi vida, con mi alma gemela». Además, la cantante confiesa que «la vida es maravillosa, por lo que no volveré a jugar».

«Vivo en una casa feliz»

Victoria Beckham ha querido, además, contar detalles de su vida familiar en Los Angeles. «Vivo en una casa feliz», con sus tres hijos, Romeo, Cruz y Brooklyn. «Los niños corretean, se ríen a carcajadas y bromean. Por eso sonrío mucho más de lo que la gente se piensa».

Otra de las leyendas urbanas que la mujer de David Beckham ha querido desmontar es aquella relacionada con su alimentación. «No soy de esas personas que no come hidratos de carbono. Como mucho. `Sí lo hago!», intentado demostrar que todo lo dicho sobre sus supuestas dietas no es cierto. «Como un montón de pescado al vapor, vegetales, frutas, me encantan las galletas», continúa la diseñadora de moda, «¿Sabes qué me encanta de verdad?, las pasas, están buenísimas. Te dan mucha energía. También hay otra cosa que adoro: Tostadas con sal».

Por si no fuera poco con todo esto, Victoria sorprende con una nueva revelación: «Soy una persona muy espiritual». Según confiesa, siempre viaja « con cristales». «Tengo muchos, de muchos colores, porque soy supersticiosa», cuenta la Spice. Según dice «jamás pasaría por debajo de una escalera». Parece, al fin y al cabo, ser una persona como otra cualquiera.