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Una segunda piel con caracoles de Juslibol

La actriz italiana Carla Giampaolo, que vive en Zaragoza, creó un traje lleno de conchas para una exposición en Milán.

Carla Giampaolo se volvió a probar su diseño ayer, en el Centro de Historia de Zaragoza.
Una segunda piel con caracoles de Juslibol
DIEGO GARCÍA

No cree en el amor a primera vista. Pero, si creyera, diría que la visión primera del desierto aragonés fue la que mayor impacto le ha causado. Ya hace años que esta artista milanesa se afincó en Zaragoza. Conoció a alguien de aquí y se vino. Pero en su ciudad de origen no se olvidan de ella y de allí le llegó hace unos meses una petición: la galería de arte Limited no art le encargó una pieza, la que quisiera, con un leitmotiv: el burdel. "No busco el tópico en nada de lo que hago, así que estuve reflexionando sobre la sexualidad, la feminidad?", explica Carla Giampaolo. Y así, se le ocurrió el concepto de concha como símbolo femenino. "De esa búsqueda de lo simbólico, llegué al caracol, un elemento muy recurrente para mí", apunta. Y, de la cabeza, a las manos. "Me fui con unos amigos y estuvimos buscando caracoles en Juslibol. Después los lavamos y empecé a crear el vestido", cuenta. De hecho, tenía claro que quería "algo que pudiera llevar encima".

 

Del proceso de elaboración, mejor no hablar. "No ha sido fácil -explica-, pero soy testaruda. La semana antes de la exposición, trabajé 14 horas diarias y lo logré". El traje estuvo expuesto coincidiendo con la Semana de la Moda de Milán, con todos los ojos puestos en los modelos que se presentaban en la ciudad. "Yo me lo he puesto varias veces y es cómodo -afirma Carla-. Más que una segunda piel, te saca algo que ya llevas dentro".

 

También en Zaragoza le han pedido que lo exponga, pero quiere que sea en un lugar muy determinado, que su creación pueda verse en un contexto. "Para mí, no es solo un objeto,", justifica la autora. Además, está liada preparando nuevos proyectos. Por ejemplo, perfeccionando sus dotes para el trapecio, que empezó a practicar en Madrid, como una extensión de su trabajo de actriz. "Soy doctora en Ciencias Animales, pero siempre he trabajado como actriz, titiritera, bailarina, pintora?".

 

Vamos, como buena italiana, una mujer del Renacimiento. De hecho, en el teatro ha hecho de todo: no solo actuar, sino también de escenógrafa, diseñadora? Ahora, va por libre y hace trabajos por su cuenta, como un personaje que creó para salir a la calle durante las fiestas del Pilar. "En realidad, yo parto como intérprete y he necesitado de muchas otras piezas para ir enriqueciéndome. Lo mío es una búsqueda sin fin", comenta.

 

Y, entre esas piezas, le está prestando especial atención al trapecio. Un día sí y otro no, se traslada a Movera, a una nave que le han dejado unos amigos, para ensayar. "No tengo red ni alfombra, ya no las necesito. Al principio, te duelen las manos, requiere de mucha concentración. Eso sí, yo nunca me he asustado", dice Carla, que busca con este trabajo "una actitud que también pueda aplicar al suelo". Y la busca, por supuesto, en Zaragoza: "No pienso moverme ya, estoy muy a gusto aquí", concluye.