HORTICULTURA

Un oasis de lechugas en pleno centro

Un pequeño huerto urbano ha surgido esta semana en Zaragoza. Está en la calle de Zurita y la experiencia formará parte de una exposición el próximo otoño.

Junkal Emaldi, regando 'su' particular huerto.
Un oasis de lechugas en pleno centro
CARLOS MONCíN

Cuando se habla de la huerta de Zaragoza, viene a la cabeza la fructífera cosecha de los campos de la provincia. Aunque, en plena ciudad, y más en el centro, todas estas frutas, verduras y hortalizas que nos brinda la tierra de nuestra tierra son más fáciles de encontrar en el supermercado que en la calle. ¿Se imaginan a los vecinos yendo a recoger las patatas a la puerta de su casa en plena plaza de España? Pues esta situación, a priori tan inimaginable, ya se está dando en muchos puntos de la capital aragonesa. Y, desde esta semana, en la calle de Zurita, entre la plaza de Los Sitios e Independencia. ¿Una locura municipal? ¿Greenpeace ha tomado las calles?


Ni una ni otra. La iniciativa ha partido de unos particulares, que han decidido poner su semilla -en realidad, varias- para hacer una ciudad más verde. Y no en el sentido picarón. En el alcorque de uno de los árboles que dan sombra a la calle en este verano tan caluroso, han plantado lechugas, tomates cherry, albahaca y calabacín. Han vallado el árbol, protegiéndolo de los peligros que lo puedan acechar. Y ya solo queda regarlo y mimarlo para que crezca en abundancia. Y sacarle fotos. Dos o tres al día.


Porque este particular huerto va a ser parte de una exposición sobre Biodiversidad, en el año internacional de esta materia, que prepara la tienda Soho de Zaragoza y que podrá verse en el Aula de Medioambiente de La Calle Indiscreta el próximo otoño. "Además de mucha documentación y fotos, pensamos en realizar un experimento. Y se nos ocurrió la idea del huerto urbano. Queremos comprobar si se mantiene, cómo crece... Su conservación formará parte también de la muestra", explica una de las dueñas del establecimiento, Montse Martín.


De momento, la cosa va bien, pero estarán ojo avizor ante las dos mayores amenazas que se ciernen sobre el pequeño vergel: los perros y el botellón. "Yo tengo confianza en que siga adelante -cuenta Montse-, aunque igual llega esta noche y, con las salidas nocturnas, se va todo al traste. De momento, las tiendas de alrededor y los vecinos le han dado un buen recibimiento". Y también las redes sociales, porque el ensayo ya está en facebook, con comentarios muy favorables.


La idea surgió en alguno de los viajes que las socias del establecimiento realizan por el centro y norte de Europa para hacerse con productos de diseño para su negocio. "En Berlín, por ejemplo, es muy típico que ciudadanos, e incluso el pequeño comercio, planten en los alcorques de los árboles. Y las instituciones lo apoyan", informa Montse. Por ello, no han pedido permisos ni nada por el estilo. "No creemos que haya problemas. Si no, será algo más que contar en nuestra exposición", aventura Montse. De hecho, los jardineros que esta semana trabajaban en la calle, no tenían idea de lo que allí se cocinaba. "Han plantado unas lechugas, pero nosotros no hemos sido. Lo habrá hecho alguna finca de por aquí", decía uno de ellos, un tanto escéptico.


Para Montse y Junkal Emaldi, copropietaria de la tienda, la gente que en su solar se dedica a hacer sus pequeñas intervenciones ayuda a pintar el cuadro de una población. "Al mismo tiempo que en todo el mundo se llevan a cabo grandes obras de vegetalización de iniciativa pública, ha y personas, como nosotras, que apostamos por microrrevoluciones verdes". Además, actuaciones así animan, en su opinión, a hacer ciudad. "Y a hacer centro de ciudad, que es algo que reivindicamos: que la gente salga a pasear por el centro y deje el coche en casa".


De momento, ayer por la tarde, las lechugas y tomates habían sobrevivido a su primera semana. Quizá el cartel que lo anuncia -"Cuidado: soy un huerto urbano"- haya servido de revulsivo.