CIENCIA

Un hombre logra volar a reacción con un ala de carbono

Yves Rossy alcanzó los 200 kilómetros por hora durante 5 minutos antes de abrir su paracaídas.

El piloto suizo Yves Rossy realizó ayer un primer vuelo con su nueva ala de carbono fijada a su espalda, rememorando así su hazaña de 2004 que le valió el apodo de "hombre a reacción".


Rossy se lanzó desde un pequeño avión, a 2.500 metros de altitud, sobre Bex (Suiza), volando con su ala delante de las cámaras de los medios de comunicación durante cinco minutos.


Unido a su ala, que llevaba cuatro pequeños reactores, el piloto alcanzó en el aire a más de 200 kilómetros por hora antes de abrir su paracaídas y bajar, sano y salvo, a tierra.


Ex piloto militar y actualmente empleado de la compañía aérea Swiss Air, Yves Rossy se convirtió en 2004 en el primer hombre que voló con un ala individual equipada con reactores.


Su nueva ala, de 2,5 metros de largo, le permite volar diez minutos, dado el pequeño depósito de queroseno que lleva. Pero puede alcanzar una velocidad de entre 120 y 300 kilómetros por hora.


Generalmente, el piloto enciende los reactores del ala dentro del avión para comprobar que funcionen, ante la atenta mirada de un ayudante armado con un extintor, porque existe el peligro de incendio.


Rossy salta luego del aparato, despliega su ala y enciende los reactores. El "hombre-pájaro" cuenta con dos paracaídas, uno para él y otro para su ala, que se suelta automáticamente en caso de necesidad.


En 2005 perdió el control de su ala y tuvo que abandonarla en vuelo. Rossy abrió su paracaídas cuando estaba solamente a 500 metros del suelo.


Amante del riesgo


A los 48 años, este amante de los deportes de riesgo ha rebasado la última frontera. El control de su cuerpo le permite dominar las corrientes y valerse de ellas para desplazarse, según asegura él mismo. Después de realizar piruetas supersónicas a los mandos de un Mirage III, manejar aviones míticos como el Hunter y el Venom, o pasar miles de horas en la cabina de un DC 9, un Boeing 747 y el Airbus comercial que todavía pilota para ganarse la vida, perder un poco de fuselaje tenía que permitirle "ser más ágil".


Ágil, y perseverante. Para quien aún albergue dudas, el próximo otoño planea cruzar el canal de la Mancha con su ala a reacción colocada en la espalda.